Esther Alonso

Ser o Tener

Esther Alonso


Nadie llora por Castilla y León

19/04/2023

No soy amiga de los nacionalismos, y tampoco me convence ese amor patrióticamente desbordado de colocar banderas inmensas en jardines y granjas, como hacen los norteamericanos de bien, ni el de ponerse bonitas cintas de colores, combinados de acuerdo cada cual a su ADN, que adornan las muñecas de españoles muy españoles, vascos muy vascos o murcianos muy murcianos. Creo que el cuidado de la propia tierra se hace en las pequeñas acciones cotidianas, y su respeto, en las grandes. Pero sin necesidad de llamar la atención, formando parte de la patria de forma sencilla, compartiendo el amor por ella, nunca imponiéndolo.

Decía que no me gustan demasiado los nacionalismos, pero no por ello dejo de sentir cierta envidia por la suerte de los andaluces que llevan la belleza del flamenco en su corazón, los valencianos que hacen lo propio con su poderosa pólvora o los aragoneses con la genialidad de su Francisco de Goya. Sintiéndome, ante ellos, ciertamente acomplejada por carecer de un cordón umbilical que me haya unido alguna vez al conjunto de provincias de Castilla y León. 

He asistido fuera de España al abrazo entre un chaval de Verín con otro de Betanzos, que no se habían visto jamás, como si hubieran sido vecinos de escalera de toda la vida. Pero ni por asomo he podido imaginar una situación parecida entre uno del Burgo de Osma y otro del Barco de Ávila. 

Castilla y León siempre ha sido madrastra. Nunca madre. Y no hay Día de la Madrastra. Haciéndonos sentir a los miembros de esta tierra que amarla en su conjunto podría suponer una traición a la madre verdadera, España.

Sensación ésta que el centralismo hacia una capital que ni siquiera aparece como tal en el Estatuto de Autonomía, no ha hecho más que alimentar, provocando, por interés o por incapacidad, un conflicto de lealtades entre servir a Madrid o a Valladolid. 

El próximo domingo se conmemora la Fiesta de la Comunidad. No es solo San Jordi, ni el Día de Aragón, ni el del Libro, ni el del Libro y la Rosa. Es del Día de los Comuneros, una fecha que recuerda a los líderes castellanos Bravo, Padilla y Maldonado decapitados el 23 de abril de 1521 por defender los intereses de esta tierra. Hoy nadie llora por ellos. Y casi nadie, por Castilla y León.