Podemos rompernos la sesera intentando analizar la situación política de este país. Nos vamos a entretener en hacer rigurosos comentarios de texto sobre lo que significan las últimas declaraciones del político tal o cual. En definitiva, que le daremos muchas vueltas a la madeja para terminar enredados en el ovillo y acabar, como casi siempre, con la cabeza caliente y los pies fríos. Y entre tanto análisis de politólogos y tertulianos, al final nos daremos cuenta de que todo es más fácil de lo que parece. Tan solo hay que mirar de qué color se tiñó el mapa de España tras las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo. El azul dominante nos facilitará entender por qué Sánchez y los suyos están disponibles para pactar con la derecha independentista-supremacista y así conservar el gobierno central. La pérdida de poder -y de cargos, y de enchufes, y de todo lo que conlleva una diputación, un ayuntamiento o una administración regional- fue de tal magnitud que se impone el pragmatismo. 

Los viejos del lugar, esos que ya no viven de la política, pueden hablar con libertad y cuestionar la estrategia de la actual dirección socialista en su acercamiento a partidos que ven a España como un incordio para sus intereses. Pero el resto, los que tienen una vida laboral por delante, no están para llevar la contraria al que les asegura la nómina. Y esto vale para el común de los partidos. 

El secretario general del PSOE de Castilla y León, nuestro paisano Luis Tudanca, ha dicho sobre la amnistía: «Cuando lleguemos a ese río, cruzaremos ese puente». Puestos a utilizar expresiones de la tierra, podía también haber hablado 'a calzón quitao' y reconocer que cuando lleguen a ese río estarán pendientes del argumentario de Ferraz para saber lo que tienen que decir y si deben cruzar algún puente o tirarse al agua de cabeza.