Esther Alonso

Ser o Tener

Esther Alonso


Solos

20/09/2023

Pese al calor del abrazo a pie de pista, está claro que el largo o corto camino que recorremos cuando nacemos y morimos lo hacemos completamente solos. Personal e intransferible, la soledad de ambos cabos de la soga con la que anudamos nuestro destino, recorre, sin embargo, cada vez más tramos de la cuerda. Así lo ponen de manifiesto las estadísticas, que señalan que cerca de cinco millones de personas viven solas, cifra que aumenta significativamente cada año, y que supone, ahora mismo, el 26,1% de los hogares españoles. 

Del total del territorio del Estado, Castilla y León es una de las regiones donde la soledad se hace más patente, pues en el conjunto de la comunidad autónoma más del 30% de las viviendas está habitada por una única persona. Consecuencia ésta que viene acentuada por el envejecimiento ciudadano y por una pirámide de población cada vez más invertida, cuyas últimas cifras, correspondientes al primer semestre de este año 2023, arrojan saldos negativos, situando la tasa de nacimientos en Burgos como la más bajas del último lustro, mientras que la de fallecimientos no logra remontar la escalada iniciada con la pandemia. 

Aunque los 50.000 hogares unipersonales que existen en Burgos están en su mayoría habitados por personas que han dejado la jubilación tiempo atrás, la soledad no es, sin embargo, patrimonio exclusivo de los más mayores, pues las encuestas confirman la percepción social de que los jóvenes españoles se sienten, incluso, más solos que los mayores que no conviven con nadie. De tal manera que la soledad ha terminado por convertirse en uno de los problemas de las sociedades modernas que más ha crecido en las últimas décadas. 

De hecho, de entre todas las distorsiones que sacó a la superficie el confinamiento y el distanciamiento social al que nos obligó el covid-19, el sentimiento de soledad ha demostrado ser el más difícil de combatir, pues, aunque debería contribuir a lo contrario, el incremento de la digitalización de los hábitos sociales es directamente proporcional a ella. Lo que evidencia que, en este ámbito, en vez de estar al servicio de las personas, la tecnología ha terminado poniendo a las personas a su servicio.