Carlos de la Villa

Aguas Abajo

Carlos de la Villa


Mis canciones

29/11/2023

El maestro. Patxi Andión. Tuve la suerte y el placer de conocer a Jesús durante una visita que hizo al museo de juegos tradicionales hace algo más de un año. Estuvimos hablando de la historia, de la importancia de conservar las tradiciones, los materiales, pero, sobre todo, la memoria. 

Me dijo que era de Bañuelos de Bureba y que en su pueblo también habían creado un museo. Un espacio sencillo, en un entorno humilde, pero que encerraba una gran historia. Le comenté que había oído hablar de ese museo, el Museo Antonio Benaiges, y que a pesar de haber pasado innumerables veces por su pueblo no había encontrado el momento de hacer una visita.

Finalmente, el pasado verano me acerqué a visitar ese humilde pero interesante museo, y de la mano de un apasionado Jesús pude conocer la hermosa historia de un maestro con vocación, entregado a su tarea, que pagó con su vida el terrible pecado de llevar la razón, el conocimiento y el progreso a una escuela de un diminuto pueblo castellano.

De esa visita me traje, aparte de una agridulce sensación, un sobrecogedor documento en forma de libro, Aquel mar que nunca vimos, y una edición facsímil de los cuadernos que redactaron, ilustraron e imprimieron a lo largo del curso 1935/1936 los niños y niñas de la escuela nacional mixta de Bañuelos de Bureba. 

Y para cerrar el ciclo, la semana pasada me acerqué a ver la película El maestro que prometió el mar,  y sentí una vez más ese vacío en el estómago que me acompañó hasta varios días después de mi visita a la escuela. No fui el único que se revolvió en su butaca. Al acabar la proyección, las caras de los espectadores eran un poema. Hasta se adivinaban algunas lágrimas. No sé si de compasión, de rabia, de emoción o de impotencia.

Recomiendo ir a ver la película o leer el libro, casi mejor esto último. Para conocer nuestra historia más cercana y evitar que barbaries semejantes vuelvan a producirse.

Y si lo quieren bordar, acérquense a Bañuelos de Bureba y pregunten por Jesús. No se arrepentirán.

ARCHIVADO EN: Bureba, Poesía