Javier Fernández Mardomingo

Cortita y al pie

Javier Fernández Mardomingo


De lo que se habla en el metro

03/02/2023

O en el autobús, que lo mismo es, pero con ruedas. Al menos, ahí puedes ver la vida pasar al otro lado del cristal, y ya es bastante. 

De todas esas frases a recordar que nos suele dejar una legislatura en España, en ésta a la que le quedan meses hay una que supera a casi todas por inverosímil. Y las hay para elegir, no creas. Es de Pilar Llop, ministra de Justicia, para el que no ande muy puesto. Sin complejo alguno, se atrevió a decir que en el metro se hablaba de la renovación del Consejo General del Poder Judicial. ¡Ella lo había escuchado! 

En el metro, al que debe subir poco la ministra, se habla de fútbol, del partido del domingo y de la cena del sábado. Se habla de la serie de anoche y de la peli que echan hoy. De la comida, el bareto de moda o de la amiga que anda jodida porque en la oficina están limpiándose gente. Del Poder Judicial no, seguro que no. 

Pero hay una cosa que la buena de Llop, si vuelve al metro, escuchará. Que a un malnacido, o a más de trescientos a esta hora, les han quitado años de cárcel por una ley que ha aprobado el gobierno. Eso es muy sencillo de entender, tanto, que lo entiende todo el mundo. Nadie, absolutamente nadie, se explica cómo una norma aprobada por el gobierno provoca que se rebaje la condena de un violador. Y eso se comenta, vaya si se comenta. 

Tal vez por ello se va a modificar. Tal vez por ello, el Partido Socialista ha parecido querer ejercer de hermano mayor arreglando el desaguisado del pequeño para ocultárselo a sus padres. El españolito medio puede no entender cómo se renueva el Poder Judicial, en qué consiste la malversación, la sedición, o cómo carajo se reparten los Fondos Europeos, si es que se reparten. Pero, el españolito entiende perfectamente las consecuencias de la ley Montero. Y toca elecciones. 

La ley la arregla el PSOE para que el votante eche la culpa al otro, a la otra en este caso. En el mejor de los escenarios para que se olvide la chapuza. Y así se vuelva a hablar en el metro de fútbol, de la serie, del bareto o de la amiga que va a dimitir antes de que la echen del trabajo. Esa, seguro, no va a ser la ministra de Igualdad.