Esther Alonso

Ser o Tener

Esther Alonso


Barbie

27/07/2023

Aunque Nancy y Lesly fueron mis iconos infantiles de referencia, me he dejado arrastrar por el fenómeno cinematográfico de Barbie hasta tal punto que he terminado traicionando a las muñecas de Famosa con la de Mattel, igual que cualquiera de los votantes indecisos lo hizo el pasado domingo con los colores de moda, y es que en el siglo XXI nada es para siempre. 

De hecho, la película reinventa al superídolo de plástico dando una vuelta de tuerca a sus propios estereotipos, para reivindicar un universo femenino y feminista del que los juguetes infantiles no solo no han podido escapar, sino respecto al que deben convertirse en impulsores. 

De esta forma, la gran pantalla invita al espectador a redescubrir todo lo que supone 'con Barbie puedes ser lo que quieras', trascendiendo la frase del ámbito del marketing a la esfera emocional, y convirtiendo el eslogan publicitario en argumento vital de 'como mujer/chica/niña puedes ser lo que quieras'. 

Pero más allá de la poderosa afirmación, el guion y la dirección de Greta Gerwing logran rehabilitar el denostado concepto de igualdad en un momento en el que la reivindicación de derechos de las mujeres es observada con recelo. Rehabilitación que se realiza desde la ternura y el humor, quizá con cierta superficialidad, pero, desde luego, de forma muy efectiva.

La vi con mi hija el día de su estreno en una sala en la que no había una butaca vacía, pues todas ellas estaban ocupadas por chicos y chicas muy jóvenes, quienes sabían del argumento y de las críticas de la película mucho más que yo. Fue toda una sorpresa encontrarme con una película ingeniosa, que pone en evidencia las contradicciones de la sociedad occidental, habla del patriarcado sin complejos y nos recuerda a las mujeres que las conquistas realizadas deben seguir cuidándose y defendiéndose cada día. 

Me gustó el guion, la dirección, la fotografía… Pero lo que más me reconfortó fue el compromiso de Mattel, como el de cada vez más grandes y pequeñas empresas, con los principios y valores de la Agenda 2030, un pacto universal por un mundo más equilibrado y más justo en el que, sin duda alguna, las multinacionales se están responsabilizando mucho más que la mayoría de los gobiernos.