Rocío Martínez

Pegada a la tierra

Rocío Martínez


Mis buenos propósitos

07/01/2024

Estas Navidades estuve unos días de vacaciones. Al terminarlas, mi móvil me arrojó el dato que cada semana me pone frente a mi realidad, las horas que paso a diario mirando el móvil. Les confieso que lo miro de medio lado, quizás porque me da un poco de vergüenza ver negro sobre blanco la cantidad de tiempo que tengo los ojos posados en una pantalla. Me digo a mí misma, a modo de excusa, que los periodistas no desconectamos nunca, que en el móvil además de las redes o el whatsapp, escucho radio, música, leo prensa, veo fútbol, o la tele si me pilla fuera… ¡bla, bla, bla! Y es verdad, pero si soy sincera conmigo misma, no siempre es fácil, podría hacer todo esto reduciendo mucho mi tiempo al móvil.

Y con lo que nos gusta a los de cuarenta y tantos pensar que todo lo hacemos mejor que los jóvenes, en esto, estoy igual que ellos. Les aseguro que me cuesta esta confidencia, pero ¡allá va! ¡Siete horas al día! O más.

Les contaba lo de las vacaciones porque aquel día mi móvil me señaló un cambio de patrón de comportamiento notable. Mi tiempo al teléfono había disminuido un 50%. Teniendo en cuenta las felicitaciones navideñas, no está mal ¿no? Me sentí contenta. Aliviada. 

Y ahora que aún tenemos los buenos propósitos frescos, éste va a ser uno de los míos. Pasar menos tiempo móvil en mano. Mi vista también lo agradecerá.

También me han hecho reflexionar dos imágenes casi inquietantes. Una, el fin de año en los Campos Elíseos de París. Cuenta atrás. Arco de Triunfo al fondo. Delante, todo el mundo, brazos en alto sujetando móviles. La otra, la portada de The New Yorker. Una familia cenando, abuelos, padres, hijos. Cada uno mirando su móvil. Aislados. Esta misma revista en 1949, había hecho algo parecido con la televisión. Ahí todos miraban la tele, al menos lo hacían todos al mismo sitio. Y no voy a ser yo quien les recomiende no ver la tele, como ustedes comprenderán. 

Precisamente en mi tele hace unos días vi una noticia sobre un modelo de inteligencia artificial que podía predecir, con un 80% de probabilidad de acierto, si una persona se iba a morir en los próximos cuatro años. Lo primero que pensé es que yo no me ofrecería voluntaria para ese estudio. Lo segundo, qué haría yo en esa situación. Ninguna opción era mirar el móvil. 

Otro propósito, leer más. El primero me llevará al segundo. Empiezo bien. Este fin de semana, más fútbol que móvil, con el doblete copero por nuestra tierra burgalesa.

PD. En España hay más móviles que personas. Ahí soy inocente, sólo tengo uno.

ARCHIVADO EN: España, Burgos, París