Juan Carlos Pérez Manrique

Estos días azules...

Juan Carlos Pérez Manrique


Benaiges

12/07/2023

Hace ya varias décadas formé parte de un grupo que estudió la documentación que sobre la depuración del magisterio durante la Guerra Civil se había conservado en el IES López de Mendoza, centro en el que funcionó la Comisión Depuradora de nuestra provincia y cuya misión fue confirmar o apartar del puesto, sancionar o exculpar a cada uno de los maestros que enseñaba en cada una de las escuelas burgalesas. Se sancionaba o se exculpaba de acuerdo con aquellos criterios de conducta religiosa, política, social y educativa tan excluyentes y supresores de todo lo que no se ajustara a las doctrinas del nuevo régimen y se hacía en función de los informes de conducta que la comisión solicitaba a vecinos y autoridades de las localidades, al margen de otros de los que pudiera disponer. Recuerdo bien algunos días de aquel trabajo, la inquietud que sentías al estudiar esos expedientes en los que latía el drama de quien tenía que enfrentarse a situaciones límites en la vida. Recuerdo bien la desazón que igualmente sentías al encontrar, tan visible muchas veces en los informes que antes decía, el lado más oscuro de la condición humana; el lado en el que habita el instinto vengativo, o la voluntad de anteponer intereses personales a no importa qué precio o el deseo de delatar y también de delatar con falsedad por considerar que así se 'hacían méritos' pese al daño injusto que el delator sabía que causaría; el lado en el que habita la mala sombra.

Entre el magisterio burgalés, mayoritariamente conservador, el grado de compromiso político o sindical era escaso, pero fueron más de 300 los maestros castigados con algún tipo de sanción, leves o graves, y están constatados más de 20 casos de fusilamientos en los primeros días al margen de la depuración 'legalmente' regulada. Este fue el caso de Benaiges.

La reciente suspensión de la obra de Bobés y Conejero sobre Benaiges es impropia de quien pueda tener cualquier tipo de responsabilidad política si ha accedido a ella de forma democrática, un desprecio a la ciudadanía. Lo es por muchas razones pero sobre todo porque Benaiges fue un maestro pacífico perteneciente a una generación de maestros que creía en el entusiasmo como motor para desatar la curiosidad y aspirar a la generosidad y a la belleza. Su caso no es una leyenda de victimismo sino un referente de educación del niño para ser ciudadano y relacionarse bien con el universo. Merece reconocimiento y memoria.