Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Forasteros

11/04/2024

Dicen que la economía norteamericana mantiene niveles récord de empleo gracias a la aportación de la mano de obra emigrante. El desempleo lleva bajo por un número récord de meses. Y justamente es la mano de obra foránea la que está redondeando sus cifras de paro, tan bajas que ni siquiera llegan al cuatro por ciento. Están ofreciendo oportunidades a los forasteros con las que cubrir ciertos empleos que no atienden los nativos.

La aprobación de la Iniciativa Legislativa Popular relativa a la regularización de medio millón de sin papeles es un paso del Congreso de los Diputados en esa misma dirección. Hay que convenir que no tiene ningún sentido que haya varias profesiones que no encuentran trabajadores o que tienen problemas de sustitución mientras que miles de personas subsisten malamente por no tener papeles de nacionalidad por un precepto burocrático. Se tienen que ir, o vivir en la marginalidad, exponerse a padecer enfermedades sin atención médica. Y mientras, algunos empresarios se desesperan para encontrar camareros, cuidadores de ancianos o empleados de la construcción, entre otras cosas.

Es un problema múltiple: concierne a la economía, pero también a la misericordia y a la humanidad. Muchos talentos mundiales han sido emigrantes y lo han sido gracias a que alguien les dio una oportunidad. Y tierras como la nuestra, en la que la escasez de población aprieta, pueden resultar particularmente beneficiadas. Las fronteras tienen que tener sus normas que hay que respetar, pero la flexibilidad y el pragmatismo no son antagónicos del rigor.

El papel destacado de la Iglesia Católica y otras instituciones cercanas, el de los movimientos de solidaridad con los emigrantes y el desempeño de la población civil hacen que este episodio sea uno de los gratos momentos que nos deja un parlamentarismo demasiado proclive a lo contingente y poco dado a oír a la calle. Ahora toca tramitar con generosidad y luces largas. Todos podemos ayudar.