Se multiplican las advertencias de importantes científicos que han participado en el desarrollo de la Inteligencia Artificial alertando sobre la amenaza que puede suponer para la humanidad el desarrollo sin control de esta herramienta, un riesgo que ponen a la altura de las pandemias o las guerras nucleares.
El de la Inteligencia Artificial (IA) es un tema que ilusiona y crea temor al mismo tiempo. Nadie pone en duda que ya es algo esencial para el desarrollo de la tecnología ni que está totalmente integrada en nuestra vida cotidiana en tareas como las búsquedas por internet o las compras online y que puede llegar a tener aún mas relevancia, entre muchas otras cosas, en el campo de la salud, el medioambiente o en la creación de sistemas alimentarios mas sostenible.
Por contra, su vertiginoso desarrollo crea una serie de problemas y amenazas que pasan inadvertidos para la mayoría de los ciudadanos que no alcanzamos a ver la verdadera dimensión del cambio que ya tenemos encima. La IA llega para transformar radicalmente nuestras vidas. No se parece a ninguno de los grandes inventos de la historia porque es la primera herramienta creada por el hombre que es capaz de tomar decisiones por sí misma, incluso sobre nosotros.
La IA puede falsificar seres humanos, podría estar hablando sin saberlo con un robot porque no existe la obligación de que se identifique como tal; puede, y lo hace, recabar todo tipo de información sobre mi persona y usarla para manipularme y cambiar mis opiniones. Detrás de todo ello están una serie de señores que todos conocemos, propietarios de las grandes empresas tecnológicas, que son los que controlan la IA y que han conseguido un gran poder, en gran medida, robando nuestros datos, en la actualidad un bien más valioso que el dinero aunque nos hayan convencido de que son algo distinto a otro tipo de propiedad. Lo grave es que ningún gobierno está haciendo nada por evitarlo.
Todo esto no lo digo yo, lo dicen personas como el historiador y filósofo Yuval Noak Harari, cuya lectura recomiendo para tratar de ver con un poco más de claridad lo que está sucediendo y empezar a exigir a nuestros gobiernos que tomen, cuanto antes, cartas en el asunto y legislen para asegurarnos de que la IA va a permanecer bajo nuestro control y no al contrario.