La falta de médicos y personal sanitario es evidente, no solo en la Atención Primaria, sino también en la Especializada. No se acaban de rebajar las largas listas de espera. El  HUBU está a la cola de demasiados registros de funcionamiento, organización y eficiencia.

Ni las nuevas contrataciones, las peonadas ni los millonarios convenios con la privada parecen dar los resultados previstos ni evitar retrasos y colapsos en las citas de numeroso servicios, pero es que el problema de nuestra sanidad no sólo se resuelve con la contratación de más personal y medios, sino también  con más  coordinación y una mejor armonización y acoplamiento organizativo interno.  

Es del todo urgente mejorar esa combinación de esfuerzos entre los diferentes servicios y establecer circuitos de comunicación más ágiles y efectivos entre gerentes, directores, responsables facultativos… de las distintas áreas y servicios y también entre estos últimos para que no haya tiempos muertos y esas larguísimas demoras en la atención y desajustes de calendarios entre consultas, pruebas, estudios, intervenciones, rehabilitaciones… 

El servicio de Citaciones no puede ser una suerte de apéndice administrativo ajeno al entramado sanitario. Debe sumar sinergias con Atención al Paciente para evitar y resolver buena parte esos desarreglos y así tratar de aplacar el cabreo general existente entre los pacientes, que se palpa sin ir más lejos en las mismas colas que se forman en el vestíbulo del HUBU. Muchas veces se paga con el personal que está detrás de la ventanilla la frustración y el desamparo. 

Solo un caso. En respuesta a una reclamación por una espera de tres meses entre la realización de una ecografía, en mayo, y la consulta de revisión de resultados, en agosto, resulta que no solo no se adelanta esta última sino que se retrasa a mediados de septiembre. Unos días después, se impone el sentido común y se comunica por carta al paciente que se adelanta al 12 de junio la visita al especialista. 

Como ven, sí se puede coordinar y sumar esfuerzos para mejorar la atención y evitar la inquietud, el desasosiego y el malestar que las largas esperas provocan en los pacientes. Solo hay que esforzarse, señor consejero.