Juan Ángel Gozalo

Plaza Mayor

Juan Ángel Gozalo


Fibra y cableados

29/09/2023

El objetivo de las administraciones y también de las compañías de telecomunicaciones es que la fibra óptica llegue al 100 % de los hogares para mejorar la calidad de las conexiones y se acabe con las zonas de sombra en extensas provincias como Burgos. El empeño es del todo loable y, desde luego, merece un aplauso más cerrado si cabe cuando este esfuerzo se hace en el medio rural. Conseguir que nuestros pequeños pueblos, esa Burgos vaciada entre de lleno en la era digital es prioritario. Sin duda, la fibra y las modernas redes digitales son una potente herramienta para luchar contra la despoblación, atraer y asentar empresas y negocios que hoy lo tienen imposible por no contar con redes de gran velocidad y un amplio ancho de banda para acceder a internet. 

Hasta aquí todos de acuerdo, pero con la instalación hemos topado. La fibra óptica conlleva la colocación de cableado e infraestructura específica que puede hacer que muchos vecinos se opongan con razón, sobre todo cuando, en algunos casos, se opta por la vía más fácil, la aérea, en vez del soterramiento. La legislación, siempre beneficiosa para las eléctricas y las compañías de telecomunicaciones -algo tienen que ver las puertas giratorias-, permite a estas empresas la instalación aérea o bajo tierra del cableado sin necesidad de obtener ni la mitad de permisos que los demás mortales y en ocasiones sin encomendarse ni a Dios ni al diablo. 

El sentido común, la protección del entorno y del patrimonio, y, en definitiva, la estética debería tenerse también en cuenta. Hablamos de evitar esas auténticas telarañas de cables eléctricos, telefónicos… que se entrecruzan asidos a tupidos bosques de postes o enganchados, sin ton ni son, a fachadas de edificios -iglesias y ermitas incluidas- y que vuelan sin control sobre calles en cascos urbanos y en centros históricos. 

El soterramiento de cables es más caro y más lento, pero evita auténticos desatinos y atropellos urbanísticos. Se impone, sin duda, aquí también una buena dosis de racionalidad.