Ignacio Fernández de Mata

Los Heterodoxos

Ignacio Fernández de Mata


Pues sí, la amnistía

14/05/2024

Después de tanta sobredosis de máquina del fango, ver a Salvador Illa ganar las elecciones con serenidad de James Stewart, no solo conforta, es que a uno le alegra el alma. Necesitamos ese trato de confianza en el votante, en la capacidad de reflexión del ciudadano, hartos ya de ser jaleados como mulas cascabeleras. Cataluña es espacio complejo al que las muchas ignorancias y agitaciones complican permanentemente su gestión.

Los resultados electorales no son concluyentes, pero de lo constatado hay noticias con las que todo periódico que se precie debería haber abierto a cinco columnas, como: el independentismo, derrotado en las urnas. Y, ocupando la mitad inferior de la portada, otro titular de igual tamaño: el presidente Sánchez tenía razón. 

La política en democracia es un arte de mediaciones y gestión para la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos. Un servicio de resolución de conflictos y desigualdades, de promoción de la justicia… El buen político construye sobre estas bases en tiempos de bonanza para su proyecto, y ajusta cuanto puede a tales principios lo que llega por la vía de la necesidad o la imposición externa. Hacer política no es meramente desear, hay que tener la valentía de saber ver en la concesión, en la generosidad, incluso en la incomodidad de aceptar posturas ajenas rayanas en la indecencia, oportunidades para el encuentro, la desinflamación, la rotura de diques de agravios… 

El presidente del Gobierno tuvo el sapo de tener que negociar con Puigdemont su investidura, incomodidad que le agradecemos todos los que no queremos un gobierno neoliberal en lo económico y ultraderechista en lo cultural y social, y vio en la carencia una oportunidad para acercar Cataluña al ser común de España. Esta decisión ingrata, la de la amnistía, como en su momento la de los indultos, se ha revelado la mejor forma de coser España, frente a lo que dice el grupúsculo de energúmenos fascistoides y desinformados que acosan cada tarde la sede del PSOE injustificadamente.

Se puede vivir del odio o hacer política para los ciudadanos. Nada hay más parecido que el sionismo exaltado de Junts y el del PP-Ayusismo, dos perfectas máquinas de retroalimentación procesista a través del rencor y la deslealtad, con idénticas estrategias de desbordante clasismo y con sendos aliados ultras xenófobos. 
Veremos qué pasa con el Govern, pero la apuesta de la victoria está clara: política para la convivencia y la mejora de la ciudadanía.
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