Rocío Martínez

Pegada a la tierra

Rocío Martínez


Ser madre, un elección valiente

07/05/2023

Mujer. 45 años. Sin hijos. Hace años, esta descripción era casi llevar un sambenito. Recelo, incredulidad, compasión, en el mejor de los casos. Era para lo que habíamos nacido, nuestra gran misión en la vida. La única, alumbrar, criar, cuidar. Ser madres. Y si no lo eras. ¡Ay! Pero, como en tantas cosas, ¡cómo hemos cambiado! Bueno, algo hemos cambiado. La maternidad es hoy una elección. Bueno, para muchas mujeres, no para todas. 

Y, no, no soy una hater del Día de la Madre ni de la maternidad, nada más lejos, todo lo contrario, a pesar de que hoy, yo, evidentemente, no tengo flores, ni manualidades del cole, ni bracitos que se cuelgan de tu cuello para despertarte por la mañana, sangre de tu sangre, pequeños mini tús. No les niego cierta punzadita por lo que no es. Pero una es castellana, consecuente con sus decisiones. Los caminos de la vida, la falta de valentía, también, para representar un rol tan inmenso, tan intenso, con tantas responsabilidades, miedos, tantas preocupaciones, desvelos… nada tiene parangón. No me atreví. La vida. Tampoco me arrepiento. Supongo. ¿Quién sabe? Seguramente no todas hemos nacido para ser madres. 

Me queda el consuelo de sentir un amor muy parecido por mi papel de tía. A ese sí me atreví, cómo no, si es mi papel favorito. A las tías sin hijos nos apasiona ejercer de tías. Amor incondicional, también, pero a tiempo parcial, sin tanta responsabilidad. Más fácil. Gracias hermanita. Cualquier cosa es más fácil que ser madre en realidad. 

Yo las admiro, profundamente. Las veo hacer el pino puente para llegar a todo. Y llegan. Montando un puzzle donde confluyen trabajo, pareja, hijos… y ahí encajan también ¡a las amigas! pieza fundamental en la vida de las mujeres, a cualquier edad. Tengo amigas, profesionales brillantes, que sacan tiempo para hacer deporte, y por si fuera poco estudian, o se apuntan al AMPA, o colaboran en una ONG, cuidan de sus padres, luchan con lo que venga. En alguna de esa cenas de charlas infinitas que a las mujeres nos dan media vida, noches de risas, lágrimas, recuerdos, proyectos, consejos… les he mostrado mi admiración, hoy lo hago también aquí. Por tantos días en los que, agotadas, su cuerpo pide sofá, pero su cabeza y su corazón, niños. Siempre al pie del cañón. Infatigables. Las madres casi siempre son para ellas mismas la última de sus prioridades. Las personas más generosas del mundo, las que están siempre. Inigualables. Felicidades a la mía, a la que me convirtió en tía y a todas, ¡GRACIAS!