Rafael Barbero

Lo que de verdad importa

Rafael Barbero


¿Reciben nuestros hijos la educación que necesitamos?

26/02/2023

Cuando sus hijos terminen la Educación Secundaria Obligatoria sabrán, entre otras muchas materias, resolver ecuaciones de segundo grado, interpretar los distintos tipos de oraciones y realizar análisis sintáctico de oraciones compuestas, habrán estudiado la literatura de los siglos XIX y XX o comprenderán los principales acontecimientos históricos desde el siglo XVIII hasta la actualidad. 

Pero, ¿es esta educación, basada casi en su totalidad en la adquisición de conocimientos, la que necesita nuestra sociedad? A mi juicio hay tres datos que llevan a concluir que NO. 

El primero se refiere a la tasa de abandono educativo temprano que según el Instituto Nacional de Estadística en 2021 'se redujo' hasta el 16,7% en los hombres y el 7,9% en las mujeres, dato que nos lleva a ser en hombres el peor país de los 27 de la Unión Europea y en mujeres el sexto por la cola. Este dato demuestra que el tipo de educación que se ofrece actualmente no motiva suficientemente a nuestros jóvenes como para que todos finalicen, como mínimo, la educación obligatoria y alcancen una formación profesional o universitaria.

El segundo dato es que casi tres de cada cuatro alumnos que finalizan el bachillerato dudan respecto de la carrera universitaria a realizar. Esto indica que el sistema no ofrece una orientación adecuada a los estudiantes respecto de los estudios universitarios en los que tendrá mejor encaje en base a su perfil personal y académico, así como aquellos que tienen mejores perspectivas laborales.
Y además, y como tercer dato relevante, el número de estudiantes universitarios que se arrepienten de haber elegido su carrera universitaria es muy elevado, y en algunos casos, como Periodismo (87%), Sociología (72%), Arte (72%), Comunicación (64%) y Magisterio (61%) los datos son espeluznantes.

Nuestra sociedad necesita jóvenes formados, ya que los datos también avalan que a mayor nivel formativo menor tasa de desempleo y mayor nivel salarial, lo que redundará en un mayor desarrollo económico y social. También necesita jóvenes que enfoquen adecuadamente su desarrollo educativo tanto en base a sus circunstancias personales como a la demanda del mercado laboral. Y, además, en nuestro caso, jóvenes que apuesten por quedarse en Burgos tanto en la etapa universitaria como en la etapa profesional evitando la fuga de talento a otros territorios.

Las fórmulas para conseguir todo esto deben partir desde la educación primaria, apostando en primer lugar por reducir un poco la intensidad en la adopción de conocimientos (mi madre siempre me ha dicho que «el saber no ocupa lugar» y no la quito la razón), y complementarlos con una educación que impulse capacidades que posteriormente serán muy apreciadas en el mercado laboral como son el trabajo en equipo, la creatividad e innovación, la flexibilidad y adaptación, la comunicación en público o la visión global. Para ello se debe incluir en los procesos educativos el trabajo por proyectos que desarrollen todas estas competencias y muchas más.

Además, si queremos orientar adecuadamente a nuestros jóvenes sobre qué camino formativo elegir es necesario que conozcan e incluso experimenten previamente sobre un amplio abanico de profesiones. Porque querer ser médico sin haber visitado un quirófano, querer ser abogado sin haber participado en un juicio, querer ser economista sin haber impulsado un proyecto de inversión o querer ser ingeniero sin haber trabajado en la aplicación de la Inteligencia Artificial a la mejora de un proceso de producción, es poco menos que imposible. Y cuantas más experiencias adquieran más fácil será la elección y menor el riesgo de arrepentimiento, algo que se debe incorporar también en toda la etapa educativa.

Y por último, si queremos que nuestros jóvenes desarrollen su vida en nuestra tierra tenemos que impulsar de manera decidida el compromiso con nuestro territorio. Deben ser conscientes de las necesidades que tienen nuestra comunidad más cercana y a la vez ayudar desde muy pequeñitos a cubrirlas. Para ello en nuestros centros educativos debería ser obligatorio desde la educación primaria trabajar en proyectos de ayuda a personas con discapacidad, en la mejora de nuestros entornos naturales (ríos, campos, bosques, …), en la puesta en marcha de proyectos culturales (teatro, música, arte expositivo, …), en la práctica de deportes locales o en el impulso de proyectos de emprendimiento que pongan en valor nuestros recursos. Trabajando para cubrir las necesidades de nuestra sociedad conseguiremos una mayor identificación de nuestros jóvenes con nuestro territorio y que muchos de ellos, llegado el momento, apuesten por que sea Burgos el lugar donde quieran desarrollar su proyecto vital.