El venerable correo postal, en franca decadencia desde hace años, revive por unos días su antigua pujanza y tendrá esta semana con el credo en la boca a los ciudadanos convocados a las urnas el próximo 28 de mayo: andaremos en vilo y bien pendientes por una vez de ese cartero que acaso nos notifique oficialmente que hemos sido designados para formar parte de una mesa electoral. Los señalados por el dedo de la fortuna para pasar el dicho domingo integrados en el sagrado mecanismo democrático serán gratificados con setenta eurazos y se verán dispensados de compartir el aperitivo con los amigotes, de acudir al estadio a padecer con el equipo de sus amores y de todas esas pamplinas con que algunos solemos malgastar el día del Señor.
Quienes no se resignen a ponerse al servicio del sistema y pretendan eludir su deber cívico sin ser arrestados por la autoridad competente se entregarán a urdir toda suerte de excusas más o menos elaboradas, y brotarán aquí y allá esos viejos pretextos con los que cada vez resulta más complicado ablandar el corazón de las juntas electorales: tener contratado desde hace meses un viaje a Madagascar, desempeñar el papel de padrino en el bautizo de una sobrina o acreditar un embarazo reciente son algunas de esas disculpas que, si bien no siempre funcionan, no por ello se dejan de argüir una y otra vez por ver si suena la flauta.
Quienes sí están excusados automáticamente de formar parte de las mesas electorales son aquellos ciudadanos que se presentan como candidatos a las elecciones, así que uno cavila que bien puede cundir entre las celebridades españolas el ejemplo de Esperanza Aguirre, cuyo nombre cierra la lista del PP de Cardeñadijo en un estrambótico ejercicio de paracaidismo de salón que ha sido la comidilla de los periódicos durante un par de días.
La política se ha vuelto tan superficial, tan esperpéntica, que nadie considera grotesco que un aspirante a alcalde se traiga un florero de Madrid para persuadir al vecindario de que sabrá gestionar debidamente un pueblecito de la meseta. No se extrañe el personal si en próximas convocatorias vemos a David Bisbal en una candidatura independiente de Santa María del Invierno, o a Terelu Campos pidiendo el voto en Castil de Peones, pues poco a poco nos van curando de todo tipo de espantos.