Esther Alonso

Ser o Tener

Esther Alonso


Tener o no tener

31/05/2023

La proporción de nacimientos de madres de 40 o más años se ha multiplicado en España por seis entre 1993 y 2021, al pasar del 1,8% al 10,7% del total de nacimientos. Situando la edad media de la maternidad del primer hijo de las españolas en los 33 años. 

Los datos, en los que ha puesto el foco estos días el Laboratorio de Ideas de Funcas, evidencian los cambios sociales y económicos de un país que desde que hace cincuenta años iniciara la incorporación plena de la mujer al mercado de trabajo, no ha sabido orientar sus velas hacia el fomento de la natalidad y la conciliación efectiva de la vida familiar y laboral, dejando el peso de la maternidad en los brazos de unas madres que se encuentran en la tesitura de trabajar para poder ofrecer las mejores oportunidades a sus hijos, o no trabajar para poder cuidar de ellos; de apostar al 100% por su carrera profesional o hacerlo al 70%; atrapadas en un sistema que, como alguien dijo antes que yo, les exige trabajar como si no tuvieran hijos, y cuidarlos y educarlos como si no trabajaran. 

No es casualidad que más del cincuenta por ciento de los funcionarios y empleados públicos del conjunto de las administraciones españolas sean mujeres, porcentaje que va en aumento año a año. Un espacio en el que los horarios se parecen más a la empresa privada europea que cualquier otra actividad económica de nuestro país, que aun evolucionando a estrategias de productividad cada vez más favorables a las jornadas continuas que permitan llegar a casa antes de la hora de la cena, aún tiene recorrido para mostrar su apoyo a las madres y padres.

Aunque por supuesto cualquier medida a favor es bien recibida por una sociedad que ocupa el primer lugar por la cola en número de hijos por mujer, de nada sirven los cheques bebés, adelgazar el número de hijos para ser familia numerosa o las guarderías gratis cuando llega el momento de decidir entre tener o no tener. Lo verdaderamente revolucionario sería lograr que el horario de las empresas multinacionales, que, pese a estar instaladas en España mantienen la planificación de jornadas de sus centros de decisión, se extendiera al resto de empresas, demostrándonos que verdaderamente este país forma también, en eso, parte de Europa.