Fernando González Urbaneja

Cartas desde 44 leguas

Fernando González Urbaneja


Donde dije digo, digo Diego

20/06/2023

La pasada campaña electoral ha traído una secuela de pactos a múltiples bandas entre os partidos que pretenden el poder. Estamos en fase intensa de coaliciones forzosas que corresponde a las leyes de la aritmética con geometrías variables. Coaliciones a medio plazo para compartir el gobierno o coaliciones al momento para que otro no gobierno o para gobernar en minoría como opción de último minuto. Cuenta la aritmética, pero también la conveniencia bajo el principio de que en política cada mañana el contador se pone a cero y se empieza una nueva partida.

Lo que los políticos declaran en campaña (siempre están en campaña) y lo que luego hacen, o pueden hacer, puede diferenciarse como el día y la noche. No significa que sea mendaces, ni siquiera olvidadizos, o que no sean de fiar, es simplemente que cambian las circunstancias y lo que parecía posible se hace improbable o imposible poco después.

La actual alcaldesa de Burgos dijo que no pactaría, que quería mayoría, pero los electores imponen otro esquema, el del pacto para cumplir el objetivo que no es otro que gobernar. Mejor sólo que acompañado, pero mejor acompañado que ir a la oposición. 

En resumen, que 'donde dije digo, digo Diego'. Es decir que las palabras tienen poco valor y quieren decir lo que convenga según las circunstancias. Así va la cosa y no va a cambiar. El presidente del gobierno es un avezado practicante de ese modelo, lo tiene acreditado sin desanimar a sus partidarios que muestran más entusiasmo a medida que crecen las críticas. Funciona ese otro dicho: 'no quieres caldo, pues dos tazas' o sea que si desprecias a Sánchez más apoyo hay que darle. 

Para no decepcionarse lo mejor es rebajar las expectativas ante las palabras de los políticos en campaña: no valen, no cuentan. Hay que atender a lo que hacen, a sus comportamientos personales o su modo de dirigir o no a sus palabras. Hay que comprender que la coyuntura es efímera y variable, y que las palabras de la mañana se disuelven con la lluvia del mediodía y cambian con el sol de la tarde. Se ha devaluado el valor de la palabra dada. Es un hecho y hay que saber gestionarlo.

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