Cada obstáculo que logramos superar nos llena de orgullo, porque demuestra todo aquello que hemos podido superar, a pesar de los miedos, de las dudas y sin importar que nos juzguen por ello. Y cada victoria sabe mejor si la disfrutamos y la compartimos con la familia. 

La familia siempre ha sido un pilar esencial que nos impulsa a seguir superándonos cada día, cada reto, y es que en ella subyace la motivación de los seres queridos que creen en nosotros, nos protegen y nos apoyan. Esos seres queridos pueden compartir con nosotros un lazo de sangre o pueden ser producto de la unión por un objetivo común o afición y nos acompañan en nuestras batallas, intentando que tengamos las mismas posibilidades que el resto de personas para crecer. Todo esto bien lo demuestra Ismael Ualí, Premio Valores Humanos reconocido por la Federación Española de Piragüismo, quien lucha junto a sus compañeros por crear una estructura nacional que proporcione igualdad de posibilidades para que aquellos que poseen discapacidades puedan practicar deportes tanto a nivel de ocio como competiciones de alto rendimiento. Porque la sociedad actual, presumiblemente avanzada en aspectos tecnológicos y científicos, deja bastante que desear en cuanto a la concienciación del 'deporte inclusivo'. 

Su ejemplo debería ser seguido por muchas personas, porque todos deberíamos tener como uno de nuestros objetivos dejar nuestra huella para mejorar este mundo. Cada persona tiene sus propias metas, sus propias batallas que luchar, sus motivaciones y sus talentos, pero esto no implica la imposibilidad de la colaboración para hacer que todos disfrutemos de una vida llena de oportunidades y retos bonitos. No puede ser que sigan existiendo barreras legislativas y sociales donde precisamente el deporte puede aportar muchos beneficios a nivel de salud y rehabilitación y una vía de mejora de la salud mental. 

Gracias Ismael por tu ejemplo y por enseñarnos la fuerza de la unión.