Belén Marticorena

Sobreviviendo en la Jungla

Belén Marticorena


La culpa es del chachachá

17/03/2023

Escuchaba esta semana a un agricultor explicando que ellos han asumido todos los sobrecostes de luz, servicios y abonos que son necesarios para que las mandarinas, las manzanas y el resto de nuestras joyas nacionales lleguen a nuestra mesa con un precio más asequible y notemos la bajada del IVA. Sin embargo, el resultado parece que no ha sido el deseado y alguno de los intermediarios en este proyecto no está haciendo la tarea que le ha sido encomendada, por lo que al consumidor le llega el producto sin rebaja alguna, incluso, aprovechando la coyuntura, hasta más caro que antes. Si los dos extremos, agricultor y consumidor, no se benefician, es que falta un verdadero control por parte de los que nos administran.

La realidad es que los supermercados y grandes superficies no están aplicando lo comprometido y su actuación a este respecto, como vendedor final, parece que no se está conduciendo con la trasparencia que era de esperar.

Es comprensible, nadie quiere vender a pérdidas, pero si se comparte el sacrificio, este deja de ser una carga y la situación se puede superar; sin embargo, si el sacrificio siempre lo hacen los mismos, son estos quienes acaban por desaparecer, cuestión que poco importa a los hipermercados y grandes superficies, porque seguro que si nos ponemos a mirar el origen de los productos que adquirimos, la mayoría ya no son españoles y no es de extrañar. No cuidamos y promocionamos lo nuestro y así es difícil que podamos tener una economía en crecimiento, estable y saneada. 

Y con este jaleo, va el ministro de Agricultura y Ganadería y se atreve a decir que este problema tiene su origen en el clima, ¡vaya por Dios!, cuál será la próxima tontería a publicar. Parece que hay una competición en el gobierno para ver quién la dice más gorda, aunque sin duda, ahora mismo gana por goleada el Ministerio para la desigualdad, que no hay día que esas mentes tan privilegiadas no nos den una alegría para llenar las redes y los whatsapp de chistes sin fin. La cuestión es que nada de esto resulta gracioso y cada vez nos jugamos mucho más, así que a ver si la próxima vez vamos mejorando y acertamos a votar al menos tonto.