Fernando González Urbaneja

Cartas desde 44 leguas

Fernando González Urbaneja


Los tomates de Ségolène

13/02/2024

La nueva tractorada (no es la primera, ni será la definitiva) saca de nuestro inconsciente colectivo el agricultor que todos llevamos dentro, ya que en nuestros antepasados aparecen pronto personas de campo que conocimos en la infancia. Ya no quedan apenas agricultores (unos 750.000 según el INE) y su aportación directa al PIB se queda en el 3%. Este último dato es discutible ya que la industria agroalimentaria, que hasta llegar al consumidor incluye escalones importantes como la imprescindible comercialización, elevan considerablemente la aportación al PIB hasta hacerla imprescindible. 

Desde el punto de vista del comercio exterior y la balanza de pagos la importancia de lo agroalimentario es también importante como para considerarlo un sector estratégico para la economía española. Y desde ese prisma conviene tener cuidado con la reivindicación nacionalista del cierre de fronteras y la producción exclusivamente nacional como objetivo. Tenemos déficits de producción evidentes en algunas materias y también excedentes exportables en otros. El balance nos advierte de que una estrategia nacionalista de cierre del mercado no conviene al interés general. 

Otra cuestión es cómo potenciar la producción nacional para exportar más, por un lado, y para importar menos, por el otro. Aunque los costes directos de producción (mano de obra) no son relevantes para el precio final es obvio que el coste de la mano de obra en España es inferior a la del resto de Europa (en torno al 70%) pero muy superior al de Marruecos (diez veces) o al de otros países productores de América y África. 

Por todo ello conviene hablar de las cosas de comer con datos y razones bien fundadas sin dejarse llevar por emociones. No hacer 'un sègoléne' (política socialista francesa fracasada) declarando en TV que los tomates biológicos españoles son «incomibles» con absoluta carencia de información, al margen de su propio gusto que puede ser penoso por razones que se me escapan. 

Hacer un 'sègoléne' en materia alimentaria es sinónimo de hablar a «tontas y locas» (con desbaratamiento, sin orden ni concierto) en el sentido cervantino de palabras sin sentido ni fundamento, simples locuras irrelevantes. Sègoléne Royal hablando de tomates, materia más complicada de lo aparente por variedad y calidad.