Esaú Escolar

Aguas Abajo

Esaú Escolar


Una guerra de 30 segundos

16/02/2023

El pasado lunes 6 de febrero se producía en una zona entre Turquía y Siria un terremoto de 7,4 en la escala de Richter. En escasos 30 segundos. La equivalencia es de unas 120 bombas atómicas. Ya se llevan contabilizadas más de 35.000 personas muertas y más de 70.000 heridas. Similares fueron los ocurridos en Oaxaca (México) en 1999 o Guatemala en 2012. La diferencia en su destrucción es que el epicentro coincida con zonas que están más o menos pobladas de gente.

Aunque parezca mentira, solo hay que echar un vistazo a la red para comprobar que las catástrofes naturales generan más víctimas mortales en el planeta que las propias guerras. Ningún ejército del mundo, pese a disponer de la capacidad de hacerlo, ha generado nunca tanta destrucción y muerte como las catástrofes naturales. De hecho, cada vez que se produce una catástrofe vemos cómo los ejércitos de medio mundo, incluso los de países que se encuentran en guerra entre sí, como Rusia y Ucrania, ofrecen ayuda a los países afectados por el desastre.

Es tremendamente paradójico que, con la carencia de recursos en logística que genera tener una guerra en tu territorio, tengas la capacidad de ofrecer ayuda. ¿Es un farol? O yo no entiendo nada de geopolítica, que probablemente sean las dos cosas. Ejércitos de todo el mundo unidos para salvar vidas en una parte del planeta, mientras esos mismos ejércitos se matan unos a otros a unos miles de kilómetros, con las consiguientes víctimas civiles, por la defensa de los intereses de ciertos líderes que consiguen convencer de que esto será bueno para un país.

Ojalá, las catástrofes naturales y la propia fuerza de la naturaleza, superior a la de todos los ejércitos del mundo, nos haga recapacitar, dejando nuestras armas a la altura del betún. Para que nos demos cuenta de que si la tierra decide acabar con nosotros, lo hará. En nuestro propio beneficio. Esto nos pasa por egoístas, torpes e hipócritas.