Carlos Briones Llorente

Entre ciencias y letras

Carlos Briones Llorente


Libros y árboles, ciencias y letras

04/06/2023

Llega el verano, y en distintos lugares el solsticio va precedido por esas fiestas de la cultura que muchos disfrutamos: las Ferias del Libro. Entre mis preferidas está la de Madrid, en el parque del Retiro, con cientos de casetas que se dan cita bajo los plátanos de sombra o los castaños de indias… y casi siempre bajo la lluvia.

Nunca olvidaré la primera vez que firmé en esta Feria. En el ya lejano 1993, recién conseguido el Premio Hiperión de Poesía, dediqué mi poemario a quienes se acercaron a la caseta de esa maravillosa editorial. Y además compartí aquella tarde con un cantautor al que admiraba y sigo admirando, a pesar de que nos dejó hace tres años: Luis Eduardo Aute. Fueron unas horas llenas de poemas y alegría, de música y complicidad.

Desde entonces he repetido experiencias parecidas en varias ocasiones, dedicando libros de poesía o ensayos de divulgación científica, en casetas diferentes pero siempre ante un público ilusionado. Y muchas más veces he estado 'en el otro lado', el de los lectores que paseamos en busca de libros y firmas de nuestros autores favoritos. 

La Feria del Libro de Madrid está ahora mismo celebrando su 82ª edición. Y lo hace de una forma muy especial, porque este año no hay un país invitado sino un lema que unifica los saberes, parecido al encabezamiento de esta sección que comparto con ustedes desde hace ya nueve meses: De ciencias y letras. Como ejemplo de esa interacción, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha instalado en la Feria un gran cerebro humano, al que podemos entrar para conocer la esencia de lo que somos… y recordar así el legado del científico, artista y escritor Santiago Ramón y Cajal.

Otra iniciativa que ha sido impulsada en el marco de este diálogo entre ciencias y letras me parece muy significativa: dentro de pocos días -del 7 al 9 de junio- se va a leer de forma continuada El origen de las especies, el libro de Charles R. Darwin que nos permitió comprender cómo funciona la biología, al mostrar las bases de la evolución por selección natural. Será la primera vez que esta obra se lea públicamente en nuestro país, como todos los años hacemos en el Círculo de Bellas Artes con otro hito de la cultura mundial: Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes.

La lectura del libro de Darwin va a realizarse en un lugar emblemático, la biblioteca del Ateneo de Madrid, y este burgalés tiene el honor de haber sido elegido para leer su segundo párrafo. El primero correrá a cargo de la leonesa Sara García Alonso, biotecnóloga del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y recientemente seleccionada por la Agencia Espacial Europea (ESA) como la primera mujer astronauta de nuestro país. Ojalá dentro de unos años, en la Estación Espacial Internacional o más allá, mi amiga Sara recuerde el comienzo de esta lectura compartida mientras observa nuestro planeta azul y realiza experimentos de evolución en ingravidez. Porque, como escribió la gran poeta Emily Dickinson: Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro.
Ciencias y letras. Libros. Escritores y editores, libreros y lectores. Cultura.

Los libros, el arte, las personas queridas y la naturaleza que nos rodea son nuestros mejores compañeros de viaje. Les confesaré que cuando entro en una casa y no veo libros a mi alrededor me invade una extraña tristeza, imaginando la soledad de sus propietarios. Todos tenemos ahora muchos libros digitales almacenados en nuestros dispositivos electrónicos pero, aun así, un hogar sin libros en papel tapizando al menos una de sus paredes me parece un lugar vacío. 

Y es que hoy son más necesarios que nunca. Como escribió otra mujer a la que admiro, Irene Vallejo, en su Manifiesto por la lectura publicado en 2020: En estos días inciertos, cuando parece que los gritos se oyen más que los susurros, los libros siguen manteniendo vivo el diálogo silencioso de un par de ojos que escuchan la voz de unas hileras de letras
Sigo paseando por el Retiro, bajo los árboles y la lluvia. Resuenan en mis oídos más palabas que he leído, las del científico y divulgador Carl Sagan: Los libros son como semillas. Pueden permanecer dormidos durante siglos, y de repente florecer en el suelo más yermo.