En unos tiempos en los que nuestros políticos no piensan nada más que en imponer sus famosos relatos y en los que la confrontación está a la orden del día, bien merece poner en valor un gesto que hace apenas unos días, apenas una semana después del Pleno de investidura, nos regalaron la actual alcaldesa de la ciudad, Cristina Ayala, y su predecesor en el cargo y exregidor de Burgos, Daniel de la Rosa. Aunque fueron ellos mismos los que enseñaron ese momentazo en sus redes sociales, lo cierto es que el gesto que tuvieron el uno con el otro no pareció para nada ni planificado ni impostado (no se puede decir siempre lo mismo de cuando los representantes públicos ven una cámara). Para quienes no lo hayan visto, se trata de una imagen (probablemente tomada con un teléfono móvil) en la que se puede ver a la líder del PP tomando por la cintura al socialista y a éste, posando su brazo sobre el hombro de la dirigente popular.

Es cierto que era un día de fiesta, el del inicio de los Sampedros, pero para nada es habitual ver a dos adversarios políticos olvidar sus diferencias para disfrutar de un momento que ambos sabían, por su experiencia pasada y presente, que era especial.

No solo De la Rosa y Ayala dieron un sano ejemplo (aunque siempre habrá algún enfurruñado con el mundo que lo desprecie), sino que mostraron que es posible arrimar el hombro. Y eso es lo que esperan los ciudadanos de ellos. Que discutan, sí, pero que sean capaces de remar juntos para sacar adelante los grandes proyectos de ciudad y que caminen juntos para reivindicar al Gobierno de España y la Junta la ejecución de las infraestructuras y dotaciones que Burgos necesita para el futuro. Ojalá ese gesto sea un símbolo de algo productivo. Enhorabuena a los dos por este regalo.