Jesús de la Gándara

La columnita

Jesús de la Gándara


Blanca

20/05/2023

Hoy tengo el corazón partío… entre Blanca, la persona, y Blanca, la noche. Esta noche, Blanca paseará, esperemos que sin temblar de frío, por la Noche Blanca, esperemos que temblando de emoción. Será la primera Noche Blanca de la nueva vida de Blanca, recién jubilada. Qué maravilloso simbolismo. Una noche emocionante por partida doble. La serenidad y liviandad de la nueva vida, paseará orlada por el júbilo y la belleza de la noche festiva. El tiempo y el esfuerzo que Blanca ha invertido en ser lo que ha sido, ahora se le reconoce y compensa en un bienestar bien ganado. Ese paseo, al sereno de la Noche Blanca, ya no es un caminar para ir, para hacer, es un deambular para estar ahí, sin más, para ser Blanca sin otros atributos. Ser uno mismo, por el hecho simple de vivir y estar, sin que lo que haces te defina, es uno de los mayores logros humanos. 

Invertimos nuestras vidas en ser algo, en hacer mucho, en vivir con un por qué y un para qué, y si lo conseguimos al final nos sentimos seguros, serenos y satisfechos. Ese estado es lo que aspiramos a poseer cuando nos jubilamos. Y si bien el estado social de la jubilación lo merecen todas las personas que han cumplido ciertos requisitos laborales, algunas se lo ganan a pulso. Me refiero a las profesionales dedicadas al cuidado de los demás. Y si hay una que lo cumple es la profesión de enfermería. Blanca, ya lo habrá intuido, es enfermera. Y digo es conscientemente, aunque ya no lo está. Ahora está jubilada, pero nunca dejará de ser enfermera. Porque eso se es o no se es, no se está enfermera. Cierto es que algunas personas sólo lo están, están médicos, enfermeras o políticos, pero no lo son, y eso es malo para ellas mismas y para los demás. Pero Blanca lo ha sido, lo es y lo será. Una Enfermera con mayúscula, porque en su vida profesional, además de ejercer la enfermería, la ha liderado, la ha promocionado, la ha expandido, y eso es lo que mejor define la verdadera profesionalidad. Pero ahora Blanca aspira a tener un nuevo estatus, doblemente estimable, el de ser enfermera y el de ser jubilada. Esta noche, cuando pasee por el temblor de la noche más bella de Burgos, podrá olvidar el reloj y seguir pasear sin rumbo, serena, segura, satisfecha, y los que la vean lo reconocerán, lo respetarán y aspirarán a conseguirlo. Blanca, te deseo que la vida te conceda muchas noches blancas como esta.