Salvador de Foronda

Diez Mil Preguntas

Salvador de Foronda


El día 13

25/05/2023

Llegamos al final de una campaña electoral con muchos candidatos llenos de ideas, ilusiones y programas. Donde cada candidato/a nos proyecta un montón de expectativas para intentar despertar esperanzas futuras y generarnos un espacio de ilusión. Son tiempos de debates, donde los protagonistas han vuelto a encontrarse a sí mismos dentro del terreno de las emociones y vivencias.

Todos se han presentado con grandes dotes, con gran facilidad de palabra, pero con dudas de conocer su éxito o su fracaso. Y para ello, pasan los días y nos presentan su fuerza mediante proyectos que nos harán creer y soñar, aunque la razón ni la argumentación les haya permitido desarrollar ese nuevo escenario. Han partido con la fuerza de trasmitirnos ilusión como principio básico que nos mueva, nos levante y nos una. Pero deberán de buscar un coro de motivaciones con la premisa de incitarnos a otorgar confianza a los nuevos dirigentes para esta ciudad.

La lucha final será dura por captar votos, pero deberán ser perfectamente conscientes que en política, aunque tengas facilidad de palabra, capacidad de comunicar cualquier mensaje, dotes teatrales para seducir a tu audiencia o un sinfín variado de asesores que te redactan los discursos, que te dan las ideas, que te inculcan a fuego lento los mensajes a repetir machaconamente, nunca olviden que el voto se basa en valores y en la capacidad de trasmitir, autenticidad, confianza e identidad para dar vida a una ciudad.

Buscamos que nos devuelvan las ilusiones e ideas perdidas de ciudad. Deseamos ser alguien en este contexto de país y es por lo que deseamos retornar hacia nuestras señas de identidad, extraviadas por falta de unión y consenso. Vivimos en una ciudad cargada de paciencia que, trascurre sus días en el invernadero de la vida, no vemos el alba en el amanecer de las ilusiones que se mueve en ese espacio de tiempo llamado futuro. 

No quiero seguir sentado en esa estación del tiempo donde no veo partir el tren directo camino de Madrid. Tampoco deseo alzar mi mirada hacia el oeste y no ver correr el viento del Atlántico. Burgos no es una suma de piedras ni monumentos, sino que es mucho más que una suma de individuos.

Por fin, esta ciudad ha entendido que cuando el silencio de una ciudad es demasiado prolongado hace que sus ciudadanos dejen de creer en el silencio para que el día 13 de junio se escuche un solo grito: ¡BASTA!

ARCHIVADO EN: Política, Burgos, Madrid