Javier Fernández Mardomingo

Cortita y al pie

Javier Fernández Mardomingo


Se llama Morante

05/05/2023

Más señas, es de La Puebla del Río, Sevilla. El genio callado que no se considera tal y no se prodiga en los papeles aunque los haya copado tras pintar su gran obra en Sevilla hace unos días. Casi tres décadas han pasado desde que dio a conocer su apellido en los carteles de toda España, empezando por Burgos un día de San Pedro del siglo pasado.

Obviaremos, claro, que es el mejor torero de hoy. No hay discusión. Más allá de eso, ha confirmado ser uno de los más grandes de todos los tiempos. No del toreo, sino de todas las artes españolas en general.
Retumban todavía las cien tardes de luces del año pasado. Las de todas las plazas, todos los compañeros y todos los toros. La santísima trinidad de las figuras, las de verdad. Pero la obra cumbre ha tenido que ser en Sevilla, en su Sevilla. La que le nació y le ha exigido siempre. La que buscaba sucesor de Curro y ha terminado encontrando al de Gallito. 

Así, con la tarde de hace unos días, la del rabo medio siglo después, las calles colapsadas, el tráfico detenido y las volandas hasta el hotel, Morante ha demostrado que es el torero de todos los tiempos. El que conjuga todas las épocas en veinte minutos y aglutina a todos los anteriores en uno solo. Esta semana nos ha regalado un momento para la historia y ha encandilado al clavel y la peineta, pero antes encandiló al chándal y las peñas. Llevando el toreo al pueblo, único lugar al que pertenece.

No hace falta decir que un día se irá, pero seguirá en boca de todos. Se analizará con la perspectiva del tiempo la importancia de lo logrado, la conjunción de cien años de tauromaquia en un par de muñecas y veinte minutos de inspiración.

Tal vez hay quien no lo haya visto. Habrá a quien no le interese absolutamente nada. No se engañen. Esto no va de gustos ni de toros. Esto va de tener la oportunidad de asistir a ver a uno de los grandes artistas de la historia de nuestro país. Va de ver a uno del que escuchará hablar el nieto de su nieto, querido lector. 

Es la oportunidad. Vayan a la plaza a ver a Morante. Vayan a ver al genio antes de que sea demasiado tarde. Así, podrán decir bien alto cuando salga el tema, que saldrá, «yo lo vi en la plaza. Yo vi a aquel que se anunciaba como Morante y que era de la Puebla del Río, Sevilla». El mayor exponente de las artes de nuestro tiempo.