Ana Castellanos

Ana Castellanos


La fortuna de vivir en el norte

06/10/2023

De un tiempo a esta parte reflexiono sobre la fortuna de vivir en el norte, en el norte climáticamente más benévolo, en el norte económicamente más poderoso. Las tragedias se suceden cada día. Es imposible ponerse en la piel de quienes ven como las aguas devoran sus casas y las vidas de quienes quieren. Ayer nos despertábamos con la noticia de las inundaciones de la India y sus 14 muertos y más de cien desaparecidos. En Argelia, los campos de refugiados saharauis de Tinduf quedaron asolados por el agua hace unas semanas. La tragedia se cebaba sobre los más débiles de nuevo. En Libia, los medios hablan de cifras dispares, pero a la postre más de 10.000 personas entre muertos y desaparecidos tiñeron de negro el país devorado por la tormenta Daniel.

La naturaleza muestra su poder imparable. Hombres y mujeres somos un pequeño punto comparados con la inmensidad de su fuerza. El aumento de las temperaturas eleva la evaporación del agua de los mares y las tormentas torrenciales arrecian y dejan desolación y muerte a su paso. En el norte, en cambio, a pesar de las importantes inundaciones que venimos sufriendo en la última década, apenas conocemos víctimas mortales.

En Merindades las aguas mostraron su voracidad en las históricas crecidas de 2015 y en las llamativas de 2019 y 2021. Los cambios están a la vista de todos. Pero en el norte seguimos siendo privilegiados. Tanto que incluso los del sur cada vez nos visitan más en busca de nuestras noches frescas -cada vez menos-, el rocío de la mañana que impregna de verde nuestras tierras y las aguas de nuestros ríos -cada vez menos caudalosos-. Andaluces y extremeños cada vez se dejan caer más por estos lares en busca del privilegiado norte.

Un grano no hace granero, pero ayuda al compañero. En nuestras manos está la oportunidad de frenar un poco el desastre.