Claudia Vicente

A vuelapluma

Claudia Vicente


Matilda y sus efectos

24/02/2023

Estamos ya en capilla de los Oscars y los equipos de relaciones públicas de las estrellas no paran de trabajar, así que hemos visto a Will Smith en un late night diciendo que a ver, nadie sabe por lo que está pasando el que tiene enfrente y que tenemos que ser bondadosos con las demás personas, en referencia a la bofetada que le propinó el año pasado a Chris Rock. Vamos, que después de mucho pensarlo, para Will (y para muchos) el que se equivocó fue el que contó el chiste (malo, pero chiste), y el bueno es el pegón (él mismo), porque tiene trauma. ¿Usted iría a esquiar con una pierna rota? No. ¿Usted pega a la gente? Tampoco salga de casa. Es así de simple, pero parece que ahora lo más difícil del mundo es asumir las consecuencias.

Así que no es de extrañar que en esta sociedad en la que vivimos, un monstruo del entretenimiento haya querido, y conseguido en algunos casos, censurar los cuentos de nuestro adorado Roald Dahl para adaptarlos a sus audiencias. Porque al gordo se le llamaba gordo, las brujas eran calvas y a los enanos se les llamaba enanos. Porque la genialidad de Dahl era que contaba historias muy fantásticas que denunciaban las crueldades de este mundo. Porque la primera vez que ves el fuego, acercas la mano, te quemas, y ya no lo vuelves a tocar, pero si nunca te han siquiera mencionado la existencia del fuego es muy probable que de tus primeras hogueras de San Juan salgas hecho un kebap.

A Matilda sus padres no la querían, estudiaba en un colegio donde la vejaban, y se buscó la vida en los libros de tal manera que se consiguió no solo una madre adoptiva que la adoraba, sino que con muchísimo esfuerzo (eso en el texto, en las películas no) consiguió hacer magia. Olé por Matilda y por la generación que la leímos mil veces. Y olé por Elia, la profesora del Niño Jesús que nos la descubrió a muchos burgaleses. 

La censura es una cosa muy peligrosa, y ahora, con la cultura de la cancelación, nos están colando goles por la escuadra día sí y día no. Y no todo vale, porque no es lo mismo cancelar a alguien por chungo y que deje de ganar dinero a tu costa - consecuencias-, que evitar cualquier tipo de pensamiento incómodo y original que te ayude a formarte una opinión crítica, sobre todo desde la infancia - ser consecuente-.