El jueves empezó. Hay cole de nuevo. Y que algo así eche a andar debe de ser tan difícil como organizar (con éxito) un circo de tres pistas. Pero, de un día para otro, todos los niños están en su sitio, y en muy poco parecerá inconcebible que haya habido vacaciones antes de ayer, que exista incluso un tiempo sin clase. Tiene un punto de magia esta vuelta a la vida 'normal', sea eso lo que sea; esa que algunos echaban en falta y otros reclamaban casi a gritos.

Y esa vida 'normal', el cole, si eres un niño o una niña es sin más el lugar en el que suceden las cosas, todas; es el terreno de juego de cada día y lo que eso significa: es el césped inmaculado y, a veces, también, el barro. Es el sitio en el que uno se configura, se hace; en el que puede conocer a iguales que le acompañarán toda la vida; en el que un profesor o profesora puede ver en uno lo que nadie más vio e impulsarle hacia el futuro dándole la mano; en el que es posible sentirse parte de un grupo (y todo lo que implica) por primera vez; en el que se aprende (No es una tontería: ser un niño es, entre otras cosas, algo tan absolutamente increíble como estar aprendiendo sin parar. No como los adultos, que lo saben todo ya). Es el lugar en el que se ríe, se juega hasta sudar sobre el sudor, se siente y encaja la frustración, y también se discute, se pelea y se aprende, poco a poco, a saber qué hacer con las discusiones y las peleas. Y además, y es algo fabuloso, es el único lugar del mundo hoy en día (que se me ocurra) en el que no se pueden usar los teléfonos móviles, las pantallas conectadas que muchos niños ya tienen a pesar de tener una edad en las que solo les restan. 

Todo esto ha arrancado, la suerte está echada. Y la suerte, el azar, aunque nos empeñemos en pensar lo contrario, determina media vida, o más. Y todos los alumnos/as ya saben si les ha tocado en la clase A o en la B, en rojo o en azul, con fulanita y fulanito de compañeros o con otros. El jueves se conoció gente que serán para siempre.

Y ya está ocurriendo, también, que a X le ha correspondido con la profesora Y, que se ha dado cuenta inmediatamente que es un sol al que hacer brillar. Buen curso a todos.

Salud y alegría.