El candidato Alberto Núñez Feijóo mencionó una sola vez a Castilla y León en su discurso de 40 páginas que sirvió para investirle como líder indiscutible de la oposición; ahora nos falta el pequeño detalle de saber quién presidirá el Gobierno. Fue en el repaso que hizo por cada comunidad para detallar sus principales retos y su compromiso de afrontarlos. «Que los habitantes de Castilla y León tengan la certeza de que habrá una estrategia para apoyar más y mejor el medio rural», dijo.
Tras la emoción de que conozca el problema, que más bien habría que llamarlo despoblación, puesto que afecta hasta a las capitales de provincia, uno cae en la cuenta de que Feijóo es del partido que lleva gobernando esta región 36 años, desde julio de 1987. Mande, por favor, sus ideas a Fernández Mañueco.
En 2010, la Junta elaboró la Agenda para la Población de Castilla y León 2010-2020. Antonio Calonge, director general de Ordenación del Territorio y Planificación, dijo al finalizar el plan que había sido un fracaso. «Hubo error en el diagnóstico y en las medidas adoptadas», sentenció. Pasan los años, los gobiernos y llega la coalición, con el consiguiente reparto de funciones. El medio rural cae sobre todo en dos consejerías, una del PP (Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio) y otra de Vox (Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural). La división de un problema es la mejor manera de que nadie se sienta concernido en la búsqueda de la solución.
Esade ha presentado un estudio que señala que la caída de natalidad va a provocar que España pierda un millón de escolares (0-15 años). Las caídas más pronunciadas se concentran en Castilla y León (Zamora llega al 44%, León o Palencia alrededor de un tercio). También se ha publicado la estadística de fuga de empresas entre regiones. Salimos terceros, con 28 empresas que se han ido en el primer semestre, detrás de Cataluña y el País Vasco.
El caso es que cada día se producen noticias que presentan esta comunidad como un espacio en franca decadencia. La actualidad resuena como un clavo más en el ataúd de la región que parió un país. En el otro extremo encontramos a regiones que encarnan la prosperidad, como la vecina Navarra, a la que Feijóo promete terminar el Canal de riego de 177 kilómetros. Mientras, aquí, jugamos a lanzar botes de pintura para autoproclamarnos 'Excelente'.