La Policía Nacional detiene a los ladrones y la Audiencia los juzga y los condena de acuerdo al Código Penal, que impone penas que muchas veces dejan boquiabiertos y negativamente sorprendidos a las víctimas. Los vecinos de la zona sur recordarán el inicio del verano de 2018, porque un solo delincuente fue el protagonista de una oleada de robos que puso contra las cuerdas a las fuerzas de seguridad, si bien finalmente los agentes de la Comisaría lograron detenerle.

Asaltó dos hoteles, una iglesia, una peluquería, un colegio y dos pisos, robos en los que se llevó efectos valorados en más de 8.500 euros, sin contar con los daños que causó para acceder a esos lugares. Pues bien, la Audiencia de Burgos le acaba de condenar, en una sentencia por conformidad de las partes, a tres años y medio de prisión por ser autor de un delito de robo continuado con fuerza, tras aplicarle una agravante por reincidencia y una atenuante por drogadicción.

Es muy probable que en dos años esté en la calle, lo cual da la razón a esos empresarios de la zona sur que en las últimas oleadas de robos en el barrio se han quejado de que quienes asaltan los negocios de su zona «son siempre los mismos, porque no duran nada en prisión». Lo cierto es que el ratero ahora condenado fue cogiendo confianza a medida que sumaba 'éxitos' en la huida hacia adelante que emprendió en el mes de junio de 2019. Al ver que no era capturado fue encadenando golpes hasta un total de siete, todos ellos sin usar la violencia contra las personas.

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