Uno de cada diez hogares no puede pagar la energía que necesita

Gadea G. Ubierna / Burgos
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El precio del gas y la electricidad crea una nueva forma de pobreza, denominada por los expertos «pobreza energética»

Cruz Roja ya ha dado 27 ayudas para pagar facturas en 2013. - Foto: PATRICIA¶

El paro y el cada vez más alto coste de la energía están provocando el nacimiento de un nuevo tipo de pobres: los que no pueden prender la calefacción y/o tienen muy restringido el uso de la luz porque no les queda otro remedio. A esto es a lo que ahora se denomina «pobreza energética», una insuficiencia de recursos que según los expertos no está recibiendo la atención que merece por parte de la Administración, pero que, aseguran, está detrás de muchas de las muertes que se producen, sobre todo en invierno. En el ámbito local, no hay manera de saber cuántas personas están en esta situación, pero según el Observatorio de la Sostenibilidad en España (OSE) se calcula que uno de cada diez hogares ya está afectado por esa «pobreza energética» que impide a quienes la padecen vivir con unas mínimas condiciones de confortabilidad y salubridad, lo cual se acaba traduciendo en pérdida de calidad de vida y problemas de salud.

Esta situación hace que las familias recurran a Ayuntamientos y organizaciones cada vez con más frecuencia en busca de ayuda para satisfacer estas necesidades que, detrás de la alimentación, son prioritarias. La demanda es tal que ha obligado a Cruz Roja a habilitar una partida específica para poder dar ayudas económicas a quienes tienen problemas para afrontar el pago de todo lo relacionado con suministros y vivienda. Hasta este año, todos estos casos se derivaban a los centros de acción social, pero ahora se ha decidido asumirlo visto el volumen de peticiones. Así, fuentes de la organización en Burgos señalaron que en lo que va de año ya han entregado 27 prestaciones de este tipo solo en la capital. Para recibir esta ayuda, cuyo importe varía en función de las necesidades de cada familia, hay que someterse a una valoración económica y social que acredite la situación de necesidad o vulnerabilidad y las causas que, en la mayor parte de los casos, son la falta de trabajo y de ingresos fijos para asumir los gastos energéticos del domicilio.

En Cáritas, en cambio, hace tiempo que disponen de presupuesto para ayudas directas a las familias y al hogar, aunque abarca otros aspectos además del pago de las facturas por el consumo de energía. En concreto, el año pasado se habilitaron 427.000 euros, una cantidad con la que consideran que no hacen frente a todas las necesidades que hay, pero que no pueden incrementar porque la organización ya no da más de sí. En este sentido, la entidad vinculada a la Iglesia divide esta partida en dos: las que están vinculadas a algún tipo de taller o curso de formación y solo se conceden si se asiste y las que se entregan directamente a la familias por estar en viviendo una situación de extrema necesidad. En este último caso, el responsable de comunicación de la delegación burgalesa, Alfredo Calvo, explicó que se habilitaron 148.000 euros, que se entregan en función de unas prioridades. Es decir, en primer lugar se socorre a quienes tienen problemas para alimentarse, a continuación a quienes tienen problemas para pagar los recibos de gas y electricidad y, en último término, se atienden las dificultades para pagar el alquiler.

En los últimos años se han estado habilitando siempre alrededor de 400.000 euros con este objetivo, pero no porque no fuese necesario incrementar la partida, sino porque Cáritas, según destaca Calvo, ya no da más de sí. Lo mismo ocurre en la Concejalía de Asuntos Sociales del Ayuntamiento, que no puede incrementar más la partida que destina a las ayudas de urgente necesidad (295.000 euros), a pesar de que cada vez hay más demanda. Esta ayuda se entrega para cubrir gastos relativos a la sanidad, la vivienda o la alimentación y según los datos de la memoria del 2012, presentados a primeros de febrero el año pasado la recibieron 770 familias. Pero lo que es más significativo, según destacó en la presentación la concejala Ana Lopidana, es que se ha constatado que el 61,5% de los solicitantes, ya la había pedido el año anterior. Es decir, viven en una situación de pobreza crónica que les impide afrontar sus necesidades básicas. Y es comprensible, teniendo en cuenta que cada vez hay más parados de larga duración y más domicilios con todos sus miembros sin trabajo y, por lo tanto, sin ingresos.

De hecho, tanto Cruz Roja Española como el Observatorio de la Sostenibilidad en España han decidido incluir el indicador de «pobreza energética» en sus estudios para poder analizar por separado una problemática que, insisten, cada vez afecta a sectores más amplios de la sociedad. Cruz Roja, por ejemplo, especificó esta cuestión en uno de los informes sobre vulnerabilidad (documentos que publica de forma periódica tras encuestar a cientos de sus usuarios) que publicó al final del pasado invierno. Así, en el texto de mayo del año pasado, Cruz Roja detalló que el porcentaje de personas que no podían permitirse calentar su vivienda durante los meses de frío había pasado del 41,9% detectado en 2010 al 43,2% de mayo de 2012.

El Observatorio de la Sostenibilidad en España (OSE), organismo gubernamental del que forman parte expertos de las universidades españolas, también decidió incluir en su último informe este aspecto. Y así, evidencian que desde 2008 hay un claro repunte de esta forma de pobreza que quizá no sea visible en la calle, pero que tiene consecuencias para la calidad de vida y, en último término, para la salud. En concreto, este observatorio considera que «habitar en un hogar en el que de forma permanente se registran temperaturas inadecuadas en invierno (por debajo de los 18º) es una de las causas que incrementan las tasas de mortalidad en personas de edad avanzada durante el invierno». De hecho, en el último informe sobre la sostenibilidad en España que ha publicado este organismo se sostiene que «según estimaciones recientes, la pobreza energética podría estar causando actualmente más muertes prematuras que los accidentes de tráfico en carretera». aseguran.

En este sentido, consideran que no todas las comunidades están afectadas por igual. Explican que «si se tienen en cuenta los ingresos anuales por hogar, las comunidades con mayores tasas de pobreza energética se corresponden con las del interior y el norte (Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura, La Rioja, Comunidad Foral de Navarra o Aragón)», pero, apuntan, «si tenemos en cuenta el indicador de incapacidad para mantener la vivienda a una temperatura ideal las regiones más afectados son por este orden: Canarias, Región de Murcia, Galicia, Andalucía, Extremadura e Islas Baleares», concluyen.