El alfoz de Burgos y Treviño atraen a las familias más jóvenes

D. ALMENDRES
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Arcos de la Llana destaca entre las localidades burgalesas donde los mayores de 65 años ceden protagonismo a las nuevas generaciones

La alcaldesa de Villagonzalo reconoce la importancia de ver a los niños en el parque con sus compañeros de clase. - Foto: Valdivielso

El envejecimiento de la población es uno de los graves problemas que afectan a la provincia desde el último cuarto del siglo XX y nada hace pensar que la situación pueda revertirse a medio o largo plazo. La situación cada vez es más compleja, como demuestran los datos del padrón continuo del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Dos de cada tres pueblos de Burgos perdieron población en el quinquenio comprendido entre 2017 y 2022 y solo el 7% de los municipios presenta un censo en el que el 85% de sus habitantes es menor de 65 años.

Una cifra que, además, está condicionada por los cambios de vida y de prioridades experimentados por la sociedad. El atractivo de disponer de una vivienda unifamiliar cerca de la capital tiene un impacto decisivo en este factor demográfico, puesto que los municipios pertenecientes al alfoz son los que presentan las medias de envejecimiento más bajas.

La provincia de Burgos aglutina a 371 ayuntamientos y la abrumadora mayoría cuenta de ellos con una población en la que los jóvenes tienen una presencia anecdótica. Sin embargo, las localidades cercanas a la capital tienen un gran atractivo y captan la atención de familias jóvenes dispuestas a aprovechar las ventajas de vivir en el pueblo sin renunciar a las comodidades de la ciudad.

Arcos de la Llana protagoniza el caso más destacado. Esta localidad ganó casi 500 habitantes entre 2010 y 2020 y, además, cuenta con la población más joven de la provincia. Solo 121 de los 1.840 habitantes censados tiene más de 65 años, un 6,6% que contrasta con la mayoría de pueblos de Burgos que supera el 40% de mayores registrados.

Revillarruz (8%), Villalbilla (9.8%), Cardeñadijo (9.9%), Villagonzalo (10.1%), Villariezo (10.5%), Alfoz de Quintanadueñas (10.6%) o Buniel (10.7%) son otros ejemplos destacados en esta relación demográfica. Aunque sea 'lógico' que el alfoz sea un polo de atracción para muchos ciudadanos, con el paso de los años ha ascendido el número de habitantes para asentar núcleos de población que -en su mayoría- superan el millar de personas en un territorio tan desperdigado como es el burgalés.

Caso especial es el de Jaramillo Quemado, cuyo censo presenta un 11% de población mayor de 65 años. Sin embargo, se trata de una de las nueve personas registradas en la localidad.

Sea como fuere, otras zonas de la provincia también esquivan el peligroso envejecimiento de la población. La Puebla de Arganzón, con un 10.2% de su censo mayor de 65 años, y el Condado de Treviño, con un 12.8%, miran al futuro con una perspectiva positiva, al igual que en la Ribera del Duero.

La favorable situación económica invita a las familias a buscar su lugar en la comarca. Aranda de Duero es otro municipio que ha registrado un aumento el censo en el último lustro y los pueblos de esta comarca mantienen un equilibrio moderadamente optimista en el que la población mayor de 65 años representa un 20% del total.

Pero no solo se trata de atraer gente a los pueblos. El gran reto de estos municipios es dotar a sus habitantes de los mejores servicios posibles para que desarrollen sus vidas allí sin necesidad de desplazarse a un núcleo urbano más grande para realizar cualquier gestión.

Ese es también el empeño de Arcos de la Llana, «invertir en futuro». Su alcalde tiene claro que el municipio disfruta de una privilegiada posición y eso «interesó a muchas familias» en los últimos años. Sin embargo, el objetivo no es sencillo porque el gran objetivo es conseguir que el alfoz deje de ser un «lugar dormitorio».?

«Lo suyo es que echen raíces», explica Francisco Javier Castillo, quien recuerda la experiencia vivida en el pasado cuando «mucha gente volvió a la ciudad en su día porque no tenía servicios». «Quizá este tipo de pueblos no tengan todas las facilidades de la ciudad, pero se están haciendo esfuerzos para que no se vayan y vengan más», insiste.

La mejora de las infraestructuras es clave para el correcto desarrollo de estas localidades, así como la disponibilidad de dotaciones públicas como guarderías, escuelas, polideportivos, residencias de mayores o parques. «Los colegios y las actividades extraescolares hacen comunidad», zanja la alcaldesa de Villagonzalo Pedernales, Purificación Ortega.

Más de 300 alumnos asisten cada día a clase en esta localidad, muchos de ellos procedentes de lugares cercanos como Villamiel de Muñó, Villariezo, Arcos de la Llana o Renuncio. «Estamos encantados de que vengan», explica Ortega, quien destaca otro factor fundamental para los pueblos del alfoz: el transporte.

La comunicación con Burgos, tanto en días laborables como en festivos, sirve para garantizar  la mayor comodidad posible para los habitantes. Por eso, Purificación Ortega asegura que «se necesitan más frecuencias por las tardes» y no olvida otros servicios básicos como la sanidad. «En el caso de Villagonzalo no tenemos pediatra», lamenta.

Los pueblos más jóvenes de la provincia miran al futuro con optimismo y destacan la evolución de su día a día. «Es importante ver cómo los niños están en el parque con sus compañeros del colegio», destaca esta alcaldesa, un discurso compartido por su colega de Arcos de la Llana.

«Es una satisfacción ver a tantos jóvenes y es un orgullo comprobar cómo se involucran. Como Ayuntamiento intentamos hacer actividades culturales y deportivas pensando en ellos, subvencionando algunas de estas iniciativas», explica.

Sea como fuere «queda mucho por hacer» para asentar esta tendencia positiva. «En los últimos 15 años ha nacido una media de 25 niños. Se nota y ahora nos toca que estos jóvenes no se marchen el día de mañana», asume.