Secretaría 'on fire'

Á.M. / Burgos
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La guerra abierta entre el vicesecretario y el secretario se escenificó ayer en el Consejo de Administración de Deportes ante la estupefacción de los concejales y consejeros vecinos

Ángel Ibáñez (i.), presidente de Deportes, y Luis Alfonso Manero (secretario general), antes de un Pleno. - Foto: Patricia

La polémica suscitada por el nombramiento de Luis Alfonso Manero como secretario general en funciones del Ayuntamiento de Burgos ha traspasado la línea del debate político, ha rebasado la de los recursos de reposición ante la Junta y ha aterrizado en el Consejo de Administración de Deportes, y en concreto en la reunión del órgano que tuvo lugar ayer.

Como es sabido, la jubilación del anterior secretario, Juan Antonio Torres Limorte, fue suplida en diciembre por el jefe de Asesoramiento a Municipios de la Diputación en un proceso hipersónico que la oposición ha considerado un tejemaneje firmado por el propio alcalde, Javier Lacalle, para colocar en la cúspide del funcionariado local a una persona de su presunta confianza.

Eso ha supuesto que el actual vicesecretario general, Francisco Javier Pindado, haya visto frustrada su aspiración de suceder a Torres Limorte, tarea para la que se ha preparado durante años y que, a juicio del recurso que ha interpuesto ante la administración regional (que tiene la potestad del nombramiento aunque los informes deban elaborarse en el Ayuntamiento y, en este caso, desde Alcaldía), le correspondía asumir. Espadas en alto, por tanto.

Lo que ya es menos propio de este perfil de funcionarios es que la sangre llegue al río. Por eso los consejeros vecinos y concejales que formaban ayer el citado Consejo no dieron crédito cuando, tras personarse ambos protagonistas en la reunión (algo que nunca sucede), el vicesecretario pidió la palabra antes de comenzar la sesión. «Allí expuso una larga argumentación jurídica de por qué el acta de la sesión, y las decisiones que se tomaran en ella, quedarían invalidadas si era Manero (que había comunicado a Pindado que se personaría él en la reunión) quien levantara el acta. Y así 20 minutos», cuenta un testigo del ‘debate’.

A eso el secretario no calló y, claro, pidió la palabra. «Otra perorata jurídica que no entendía casi nadie allí para decir exactamente lo contrario que el vicesecretario», explica otro testigo. Así que, para seguridad de los señores consejeros, los dos asesores jurídicos de mayor rango en la Corporación (el secretario) y la Junta de Gobierno (el vicesecretario) escenificaron su lucha y sus contradicciones ante presentes. Por si acaso, Manero comunicó que dejaría el acta de la sesión en suspenso cautelar.