El confinamiento ha disparado la demanda de productos tecnológicos a nivel mundial, unos aparatos que llevan integrados microchips similares a los que se emplean para la fabricación de automóviles.Esto ha provocado una escasez en todo el planeta de estos suministros semiconductores, que ha puesto en jaque, una vez más, al sector de la automoción.Las previsiones de algunos fabricantes, como el caso de la planta de Mercedes de Vitoria, no son nada halagüeñas, ya que no garantizan poder mantener su producción habitual una vez concluya la Semana Santa.
Es por ello que industrias que trabajan para Mercedes, como el caso de la factoría burgalesa ARA, propiedad del grupo LearCorporation, esté negociando unExpediente de Regulación Temporal de Empleo con los representantes sindicales.ElERTE, de carácter preventivo, sería una herramienta para tratar de superar posibles parones de fabricación de furgonetas en Vitoria. TantoCCOO comoUGT empezarán a reunirse esta misma semana con la dirección de la planta para abordar los términos de una suspensión de contratos que afectará a los 243 trabajadores de ARA.La medida se aplicaría desde el 6 de abril hasta finales de año, con una afección que no superaría los 30 días laborables por empleado, y desde los sindicatos esperan que el resto de condiciones no varíen con respecto al ERTE de marzo de 2020.
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