La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias llevaba un tiempo trabajando con personas que habían sido condenadas por cometer delitos graves, en muchos casos violentos, a menos de dos años de cárcel, lo que les permitía librarse de la prisión. A través de una serie de programas, realizaban terapias con el objetivo de no volver a reincidir. Sin embargo, la rehabilitación que habían iniciado muchos de ellos está en riesgo debido al estado de confinamiento e incertidumbre por la pandemia a la que se enfrenta la sociedad. Es por eso que desde Prisiones han tomado la determinación de continuar con las diferentes iniciativas en marcha, de ahí que hayan habilitado una vía de comunicación telefónica con los convictos. En el caso de Burgos, son 76 los penados en esta situación. 

Según explican fuentes de Instituciones Penitenciarias, el departamento encargado de mantener activos los diferentes programas es el Servicio de Gestión de Penas y Medidas Alternativas, dependiente de la propia Secretaría General. En la provincia tiene controlados a 44 condenados por violencia de género, 12 por delitos contra la seguridad vial, 10 por violencia intrafamiliar y 12 personas sometidas a programa de deshabituación de la drogodependencia, este último lo coordina en colaboración con Cruz Roja. 

Teniendo en cuenta la gravedad de algunas de estas infracciones, especialmente en los casos de violencia de género o intrafamiliar, se hace especialmente urgente el contacto del personal del Ministerio del Interior con estas personas, dado el estrés psicológico que soportan a causa del confinamiento. Lo mismo ocurre con aquellos que tienen una adicción a las drogas, una cuestión de la que también han alertado muchas asociaciones que atienden a adictos.  

"El control y seguimiento está especialmente indicado en aquellos que son más vulnerables a causa de su situación socio-familiar o que presentan una mayor situación de riesgo", advierten desde Prisiones. De este modo, si el contacto habitual es de una vez por semana en todos los casos, las llamadas a personas con mayor peligro de reincidencia se duplican.