«Auténtica vergüenza». Así califican los alcaldes de Barbadillo de Herreros, Monterrubio de la Demanda, Pineda y Riocavado el estado de la carretera BU-825, la que une Salas de los Infantes con la localidad riojana de Cenicero. Y lo hacen a pie, mostrándola, caminando sobre ella mientras esquivan los enormes socavones que presenta el tramo más dañado, la recta de 3 kilómetros entre Barbadillo y Monterrubio. Una vía llena de baches y un firme con muchas irregularidades que supone un gran peligro para quiénes transitan por ella. «Te obliga a pasar con mucho cuidado porque los boquetes te echan hacia afuera», añaden para explicar con palabras lo que es evidente a simple vista. 

No entienden cómo en pleno siglo XXI pueden seguir existiendo infraestructuras vitales para mantener la vida en el medio rural en este estado y no cesan en su empeño de reclamar a la Junta de Castilla y León, titular de la carretera, su arreglo. En ello llevan más de una década y el resultado es el mismo, o peor, porque el paso del tiempo lo único que provoca es que el deterioro se agrave. «Ya pedimos su arreglo a Baudilio cuando era delegado enBurgos, y Roberto Saiz cuando nos ve ya sabe de lo que le vamos a hablar», comenta Roberto Neila, alcalde de Barbadillo. 

Y lo solicitan desde la sensatez y el realismo, pero reivindicando la importancia de su reparación. «Somos conscientes de que supone una inversión, por eso propusimos al actual delegado hacer su mejora en tres fases, pero no se avanza en nada», reconoce con pesar Santiago Rojo, alcalde de Pineda. La primera intervención sugerida sería el tramo de Barbadillo a Monterrubio, la segunda de Barbadillo al cruce de Riocavado de la Sierra y la tercera, de Riocavado a Pineda. En este último caso se trata de la BU-820, donde se encuentra el puerto del Manquillo, también lleno de baches y con un firme por el que literalmente se va botando dentro del coche. 

(Más información, en la edición impresa de hoy de Diario de Burgos)