Templos con pasado defensivo

F. TRESPADERNE
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Isaac Rilova analiza algunas de las iglesias fortificadas más representativas de Burgos y el papel que desempeñaron en una época convulsa

La iglesia de Los Balbases es una de las preferidas de Isaac Rilova, académico de la Fernán González. - Foto: Patricia

Nunca han dejado de ser iglesias, pero algunos magníficos templos de la provincia en una época se fortificaron, convirtiéndose en pequeños castillos para defender los intereses de los nobles (Velasco, Rojas, etc.) en unos años convulsos políticamente sobre los que habla esta tarde Isaac Rilova, académico numerario de la Institución Fernán González y presidente de la Asociación de Amigos de los Castillos.

Rilova ofrece en el Salón de Estrados de la Diputación una conferencia sobre 'Iglesias fortificadas en la provincia de Burgos', centrándose en las más representativas, que permanecen en pie como guardianes de los pueblos en los que se alzan. «Las iglesias fortificadas están mejor conservadas que los castillos porque se han utilizado», afirma este gran conocedor del patrimonio, quien asevera que «si el pueblo está... la iglesia permanece».

Considera que se sabe mucho de los castillos burgaleses, pero muy poco de las iglesias fortificadas, a pesar de que en la provincia hay excelentes ejemplos, como os templos de las localidades de Los Balbases, Villegas, Grijalba, Mahamud Castrojeriz, Villamorón o Celada del Camino. Rilova iniciará su exposición contextualizando la situación social de los siglos XIV y XV, «unos tiempos muy inestables y con una nobleza que trató de aprovecha la debilidad de la monarquía», matiza, a la vez que afirma que esa situación propició que se fortificaran algunas iglesias para proteger sus bienes.

La iglesia de Villegas, como se aprecia en el bajo cubierta, es un claro ejemplo de fortificación.La iglesia de Villegas, como se aprecia en el bajo cubierta, es un claro ejemplo de fortificación. - Foto: Valdivielso

En la Edad Media las iglesias, al ser de piedra, eran los únicos edificios que ofrecían algo de seguridad afirma este historiador, que incidirá en su conferencias en tres ejemplos de iglesias fortificadas, las de Grijalba, Villegas y Villamorón, «y la de Castrillo de Murcia, que también tenía un pozo a ras de suelo y todavía se aprecia la marca que dejó la soga para sacar el caldero», declara Rilova, un apasionado de este patrimonio arquitectónico repartido por buen aparte de la provincia.

Donde más iglesias fortificadas hay es en la zonas norte, oeste y sur, en la Demanda no hay, asegura Rilova, quien añadirá a sus lista de ejemplos de templos fortificados los de Fuenteodra, Sasamón, Gumiel del Mercado, Aranda de Duero, con las iglesias de San Juan y Santa María, o los de Moradillo de Roa y Tórtoles, entre otros muchos. 

Cañones bajo la cubierta. «Las iglesias primero se levantaron como templos y después se fortificaron, recreciendo los inmuebles para permitir que debajo de la cubierta, en pequeños huecos o troneras, se pudieran colocar cañones defensivos», afirma Rilova, quien pone como ejemplo de ese recrecido el que se aprecia en la iglesia de Villegas, que fue románica. 

En la obra 'Burgos, castillos y fortalezas', de Isaac Rilova y Francisco Heras, se contabilizan unos 200 castillos, 175 torres, 50 murallas, 43 iglesias fortificadas, 7 puentes fortificados y 90 casas fuertes, 515 registros que ponen de manifiesto la importancia de la provincia como lugar de paso y frontera.