Caracoles emergentes

C.M. / Burgos
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Un emprendedor de 26 años proyecta una explotación para criar estos moluscos en una parcela entre Villímar y Villayerno • La producción se destinará a la hostelería

Jonathan Núñez, frente a la parcela en la que instalará su negocio. - Foto: Patricia González

Mientras las explotaciones ganaderas, sobre todo de ovino y vacuno, echan el cierre por falta de rentabilidad y de relevo generacional, las de caracoles están emergiendo como un nuevo negocio en tiempos de crisis debido a su gran demanda en los ámbitos de la hostelería y la industria farmacéutica. Y Burgos no podía quedarse al margen.

Un joven emprendedor de 26 años, Jonathan Núñez Fernández, ha logrado ya la licencia ambiental del Ayuntamiento para poner en marcha una granja de cría y cebo de caracoles en una parcela ubicada en el paraje La Horca, entre Villímar y Villayerno Morquillas. Ahora le queda obtener el permiso de actividad de la Junta, así como una subvención que concede la Consejería de Agricultura para su puesta en marcha.

Jonathan Núñez finalizó sus estudios de Ingeniería Agrícola en la Universidad de Burgos y realizó varios másteres de especialización, pero como no había mucho trabajo empezó a buscar otras salidas profesionales.

Montó una consultoría agraria, pero sus ganas de apostar por otra forma de ganarse la vida, le llevaron a la cría y el cebo de caracoles. Realizó unos cursos de formación, se enteró de que había subvenciones para la puesta en marcha de los invernaderos y decidió seguir adelante. «Otras explotaciones de estas características son rentables. Los ingresos van en función del volumen de la producción. Lo ideal es producir entre 5.000 y 10.000 kilos al año», indicó.

Prácticamente la totalidad de la subvención de la Junta -que puede llegar hasta 100.000 euros- la dedicará a adquirir la instalación donde criará los caracoles, una especie de invernadero, ya que la finca donde instalará la explotación es de su propiedad.

Frente a lo que pudiera parecer, la cría de estos moluscos requiere mucha atención y dedicación para que sea rentable. Además de darles de comer, es necesario limpiarlos e instalar un sistema de nebulizadores porque estos animales necesitan mucha humedad con duchas cada hora. «He comprado una instalación de más calidad y un invernadero más sofisticado para que la producción sea mejor», añadió

Inicio, en mayo

Este joven agrónomo espera que la explotación pueda empezar a funcionar en mayo, de modo que la primera producción llegue en otoño. Ya ha adquirido, los alevines que serán el germen de su negocio. También se dará de alta como agricultor, aunque continuará con su trabajo en la asesoría agraria.

La producción de los caracoles se destinará fundamentalmente a su venta para la hostelería y la restauración. «Aquí no hay mucha tradición, pero en Madrid, País Vasco y Comunidad Valenciana se consumen muchísimo, son muy apreciados por los consumidores y tienen muy buena salida».

Y es que la carne de caracol tiene un valor proteico considerable, sales minerales, escasa cantidad de grasa y un 80% de agua, siendo un plato delicioso y nutritivo.