Miranda pierde habitantes desde 2008 y los pueblos los ganan

ARSENIO BESGA / Miranda
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El INE ha registrado en 2022 el peor dato poblacional de la ciudad en los últimos 25 años. El número de habitantes ha aumentado en el área rural, impulsada por el enclave de Treviño, Bugedo y Ameyugo

Miguel y Nansy, junto a sus hijas Antía y Uxía, en Bugedo. - Foto: A.B.

Desde 1998 el número de habitantes en la zona rural de la comarca de Miranda ha crecido. De forma similar, en la suma de los municipios cercanos a la ciudad, aunque situados en término alavés o riojano, se observa una clara tendencia al alza. Sin embargo, mientras todo el entorno mejora sus registros demográficos, la dura caída que experimentó la localidad burgalesa tras la crisis de 2008 está lastrando el resultado global de su área en cuanto al número de vecinos. 

De hecho, el Instituto Nacional de Estadística (INE) contabilizó durante 2022 el peor dato de Miranda en esta serie histórica. Anteriormente, 1998 tenía el récord como el año con menos habitantes en el municipio burgalés, puesto que por aquel entonces había 35.397. Sin embargo, el pasado curso batió esa marca, con menos de 35.240 personas en la ciudad. Así, el pico poblacional que hubo en Miranda durante 2008 ha quedado muy lejos. En ese ejercicio, el INE registró casi 39.600 empadronados. No obstante, año tras año se ha ido reduciendo el dato, salvo por repuntes tan esporádicos como leves. 

En cualquier caso, el balance se resume en que hasta 2008 Miranda no paró de crecer, pero a partir de ese momento, a diferencia de su entorno, empezó a languidecer de forma muy veloz. Precisamente, esa gran variación no se observa en la zona rural de la comarca. Hay algunos municipios, como Altable, Bozoó o Pancorbo, que han perdido población de manera paulatina, pero nunca con grandes fluctuaciones. Ahora bien, otros han ganado tantos vecinos que han logrado levantar el dato general. 

En este sentido, la suma de toda la comarca incluye ahora 38.436 residentes, cuando hace 25 años había 37.915. Se trata de un aumento del 1,4%, algo que contrasta con el incremento del 27% que se ha registrado solo contando la zona rural, es decir, sin Miranda.

El caso más llamativo está en el enclave de Treviño. El Condado ha ganado más de un 50% de población desde 1998 y hoy ya supera la barrera de los 1.420 habitantes, según el INE. Igualmente, La Puebla de Arganzón en los últimos 25 años casi ha duplicado su estadística y ya acoge a más de 520 residentes estables.

Eso sí, hacia el interior de la provincia también hay casos paradigmáticos en cuanto al crecimiento poblacional. Por ejemplo, Ameyugo y Bugedo, como La Puebla, prácticamente han multiplicado por dos el número de vecinos que residen en sus casas. En buena medida, según describen desde las administraciones municipales de dichos pueblos, este hecho viene dado por las nuevas construcciones, sobre todo, de urbanizaciones en las zonas periféricas de los municipios.

Miranda y Vitoria están separadas por apenas 30 kilómetros, pero realmente se encuentran a años luz, al menos, en términos de población. La capital alavesa ha ganado en 25 años más de 37.000 habitantes. Con ello, ya ha sobrepasado la barrera de los 250.000 residentes y supera con creces a ciudades como Burgos, que tiene menos de 174.000 vecinos, según el INE.

Con todo, a diferencia de Miranda, Vitoria no ha sufrido una imponente caída desde la crisis de 2008.Al contrario, durante las últimas dos décadas y media ha mantenido un crecimiento casi constante, al igual que los principales pueblos de Álava que rodean a la ciudad del Ebro. 

«Tener tranquilidad y vivir junto al monte es calidad de vida»
Bugedo ha duplicado su población en 25 años. Entre las muchas familias que se han asentado en este pueblo están Miguel y Nansy, que junto a sus hijas, Uxía y Antía, respiran aire puro cada mañana y abrazan la calma del medio rural. Antes vivían en Miranda, pero en 2017 buscaron «una casita con jardín» y terminaron dando el salto a su nuevo hogar. Ahora, tras varios años, solo ven aspectos positivos en su decisión.

«Tener tranquilidad y vivir rodeados por un monte es ganar calidad de vida», apuntan, antes de añadir que «es un contexto mucho más agradable», dado que «no hay ese ruido de la ciudad y hasta el olor es diferente». Unido a ello, esta familia destaca la buena conexión de su pueblo con diferentes servicios. En cuestión de minutos llegan en coche al centro de Miranda y, si no, disponen de autobuses para, por ejemplo, que Uxía acuda al colegio. Asimismo, creen que otros lugares en los que ha caído la población, como Pancorbo, están «más apartados», mientras que Bugedo«es casi una pedanía». Eso sí, una pedanía con «mucha vida, porque antes de llegar a un pueblo crees que no hay nadie y aquí hay gente, hay movimiento», aseguran.