El agua del Duero tiene la turbidez más alta en Aranda

I.M.L. / Aranda
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En los parámetros que maneja la Confederación Hidrográfica, este indicador no baja de 100 unidades cuando en el resto de los puntos de control oscila entre 20 y 50 de media, como es el caso de Zamora

El agua del Duero a su paso por Aranda tiene siempre ese color marrón causado por la materia en suspensión. - Foto: Roger Roque

Que el agua del río Duero a su paso por Aranda no es cristalina es algo que salta a la vista. En cualquier época del año, el color que se aprecia desde las orillas pasa por todas las tonalidades de marrón y eso se debe a que la turbidez en este punto de su cauce es la más elevada del territorio español. Según los datos que maneja la Confederación Hidrográfica del Duero, este indicador en el punto de control arandino nunca baja de 100 unidades nefelométricas de turbidez (UNT), que es lo que mide el grado de opacidad del agua, mientras que en el resto de los puntos de control, hasta cuatro, ubicados entre la cabecera de la cuenta en Almazán hasta Zamora, las mediciones oscilan entre 20 y 50.

Este parámetro indicador varía cada jornada, incluso ofrece distintos dígitos en distintos momentos del día, pero siempre en Aranda es superior al resto de las estaciones de medición. Por ejemplo, el 24 de agosto en la capital ribereña el valor de turbidez era de 103 UNT, mientras que en Almazán era de 22 y en Zamora de 18. Ayer mismo, este mismo indicador en Aranda era de 146, sólo superado por Almazán, con 181, mientras que en Zamora estaba en 43 UNT.

Los expertos explican que este parámetro es una «medida indirecta de la materia que lleva el cauce, todo lo que no es agua ni sales», puntualiza el ingeniero Vicente Paredes, que achaca esta elevada turbidez a la presencia de dos afluentes cercanos. «Las tormentas aumentan la turbidez en los afluentes y allí tenéis el Arandilla y el Bañuelos, y esa turbidez es persistente, no desaparece en unas horas o en unos días», destaca Paredes para explicar el aumento de la turbidez en las últimas jornadas.

El hecho de que sea un indicador elevado de forma persistente se puede justificar también por la aportación continuada de los afluentes, que tienen su desembocadura en pleno casco urbano arandino, y a la elevada carga de minerales, sobre todo arcillosos, de la tierra por la que atraviesan.

Sin embargo, este parámetro no debe provocar alarma, ya que hace falta que sea el triple o más para ser síntoma de que algo está afectando gravemente a la calidad del agua. «El nivel de turbidez del Duero a su paso por Aranda es algo, para que el agua sea potable tiene que tener un máximo de 5 UNT, pero no es alarmante hasta que no supera los 300, y eso suele pasar en momentos muy puntuales», remarca Paredes. De hecho, este mes la mínima registrada por el momento ha sido de 86 UNT y la máxima de 162, pero a lo largo del año ya se han alcanzado las 300 UNT en momentos puntuales.

En cuanto al resto de los parámetros que la CHD controla, el nivel de oxígeno disuelto en el agua es aceptable, marcando ayer 6,4 partes por millón «válido para la trucha pero más para barbos y bogas, que necesitan menos» especifica Paredes con una comparativa muy gráfica, el pH es normal, en torno al 8 a lo largo de todo el mes cuando el 7 es neutro, y el grado de salinidad que marca la conductividad eléctrica es bajo.