El Camino busca decenas de empleados ante la temporada alta

R.E. MAESTRO / Castrojeriz
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Camareros, cocineros o personal de limpieza son los puestos que se ofrecen desde bares y albergues. En abril se pone en marcha la maquinaria y, desde Belorado a Castrojeriz, se requiere mano de obra

Belén Íñigo, dueña del albergue La Rinconada (Castrojeriz): «Del Camino vive todo Castrojeriz, pero tras la pandemia cuesta más encontrar trabajadores». - Foto: Luis López Araico

Albergues, hoteles, bares y restaurantes enmarcados en el Camino de Santiago ya se encuentran en plena búsqueda de trabajadores ante la inminente llegada de la temporada alta. Los establecimientos se preparan para su apertura en el mes de abril y por ello se ofertan decenas de empleos en aquellos pueblos que en breve se llenarán de peregrinos. El pasado año costó mucho cubrir la gran demanda ante la falta generalizada de profesionales en la hostelería después de la pandemia y ahora se pisa el acelerador para poder asegurarse cuanto antes todos los puestos necesarios para comenzar la actividad.

Castrojeriz se alza como uno de los pueblos con más negocios relacionados con la ruta jacobea, lo que genera que de cara a esta época se multipliquen las ofertas de trabajo. «De la hostelería vive el pueblo entero, gracias a que pasa el Camino también tenemos farmacia o supermercados», comenta Belén Íñigo, propietaria del albergue La Rinconada. Explica que durante estas semanas todos los negocios lanzan ofertas de empleo, pero lo cierto es que no supone una tarea sencilla encontrar personal. Ha sido una de las primeras en abrir las puertas de su establecimiento, ya que lo hizo el 1 de marzo, aunque reconoce las serias dificultades que ha tenido para contratar a dos trabajadoras.

Estos días pasan por La Rinconada alrededor de 12 o 15 peregrinos al día, pero desde abril ya se notará una afluencia mucho mayor. «Muchos bares también permanecen cerrados hasta que empiezan a llegar peregrinos porque no encontramos gente para currar», expresa Belén, que también se encarga de gestionar el bar El Jardín, donde este año han optado por mantenerse abiertos. «Encontrar a alguien fijo toda la temporada resulta imposible, he puesto anuncios y nadie me ha llamado», manifiesta. Al final ha tenido suerte y ha conseguido a una trabajadora que ya ha comenzado y a otra que arrancará en mayo. Y destaca la ventaja «para ambas partes» de los contratos fijos discontinuos al «tener la tranquilidad que esa persona está cubierta mientras no está abierto el albergue».

Sandra de la Hoz, nueva trabajadora de La Rinconada (Castrojeriz): «Tengo 30 años y vivo en Castrojeriz. Estuve seis años en otro albergue de aquí».Sandra de la Hoz, nueva trabajadora de La Rinconada (Castrojeriz): «Tengo 30 años y vivo en Castrojeriz. Estuve seis años en otro albergue de aquí». - Foto: Luis López Araico

En Hontanas también se respira el ambiente del Camino y el alcalde, Francisco Javier Peña, asegura que esta semana el albergue municipal ha llegado a tener algún día cerca de 30 peregrinos. Cuentan con hasta nueve albergues y eso supone alrededor de 25 o 30 puestos de trabajo. «El año pasado fue bastante caótico, se necesita mucha gente, mucha mano de obra, y a algunos no les quedó más remedio que cerrar uno o dos días al no encontraban personal suficiente y no dar abasto», asegura.

La mayoría de empleados suelen ser personas que viven en la zona, lo que también beneficia a todos aquellos municipios próximos a la ruta. En el caso de Hontanas tienen 73 empadronados, aunque solo residen durante el invierno 40 personas, lo que habla de la magnitud de todo lo que se mueve. El alcalde reconoce que la solución pasa por buscar en localidades con más habitantes, como Castrojeriz o Melgar de Fernamental. De hecho, la persona que se encarga de gestionar el municipal es de Melgar. «Si se tienen que desplazar desde Burgos pues igual ya no les sale tan rentable», desarrolla Peña.

En la otra punta de la provincia se encuentra Belorado, donde viven una situación similar a la que expresan los municipios de la comarca Odra-Pisuerga. «El año pasado en junio había entre 50 y 60 puestos de trabajo y ahora ya se han empezado a colgar carteles para buscar personal, aunque luego será más fuerte la demanda», expone José María García, concejal. Tienen siete albergues, un hotel rural, dos hoteles y un hostel, pero a veces se les queda corto. Cocineros, camareros o personal de limpieza son algunos de los empleos que se ofrecen. García reconoce que cuesta cubrir estas vacantes y que en muchas ocasiones se logra con jóvenes que van allí a pasar sus vacaciones de verano.

Desde el albergue La Rinconada, de Castrojeriz, son conscientes de que se trata de un oficio muy trabajoso y que exige meter muchas horas. Así, defienden que para hacer más atractivo este sector se deben ofrecer buenos sueldos. «Nos tenemos que poner las pilas también en ese sentido», afirman, mientras creen que la hostelería está «muy denostada» y que mucha gente con la pandemia se marchó a otros sectores. Como ejemplo de esas ofertas que han salido publicadas recientemente está la de sus compañeros del hostal El Manzano, que buscan camarero de abril a noviembre, en jornada completa, contrato indefinido y requisitos como ser simpático, nivel básico de inglés o residir en la zona.