La villa más salada de la comarca burebana se engalana de nuevo este fin de semana por la llegada de una de sus celebraciones más esperadas y tradicionales: la Mascarada de los Negros y la Danza del Escarrete, declarada Fiesta de Interés Turístico Regional por la Junta. Esta tradición centenaria ha ido evolucionado con el paso del tiempo, y lo que en un principio se festejaba en la era del atrio de la ermita de San Blas, acabó por trasladarse a la Plaza Nueva. En los años 60 hubo un parón como consecuencia del éxodo rural hasta que en 1974 la Cofradía de San Blas la recuperó.

A lo largo de la jornada del sábado, los protagonistas indiscutibles que son los jóvenes, vestirán con ropajes negros y sucios y tomarán las calles tiznados de hollín en busca de algún aguinaldo por las casas. Los miembros de la Banda Municipal de Música y todo aquel que quiera participar en el pasacalles acompañará a los mozos mientras cometen sus fechorías entre gritos y risas. Por la tarde, los vecinos y visitantes entrarán en calor a ritmo de la Charanga Tocotó, que deleitará a los allí presentes con un espectáculo musical que se alargará hasta las 23.30 horas. 

El domingo por la mañana, la Banda obsequiará con las dianas a las autoridades, al mayordomo de la Cofradía y a los más madrugadores. A continuación se celebrará una misa y ya por la tarde, a partir de las 17 horas, se desarrollará el acto más emotivo para los pozanos. El canto de la Salve y la popular Danza atraen cada año a cientos de curiosos que no pierden detalle. El cuerpo de baile de esta edición estará formado por Guillermo Villarejo, Yohana Díaz, Álvaro González, Alba Díaz, Jorge Pérez, Mar Díaz, Andoni Sardina y Sandra González. El papel del pollero, que se encarga de trasladar a los animales, será representado por Judith Díez, y el de mayordomo por José Antonio Díez. Las parejas se visten con el traje típico pozano, bailan a la pata coja alrededor de los gallos y los conejos con una espada en la mano derecha mientras que la izquierda permanece en la cadera.