El nuevo perfil de los 'sintecho'

A.G./ Burgos
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El Ayuntamiento y Cáritas han contabilizado 11 personas que duermen en la calle dentrode un trabajo incluido en la estrategia nacional para la lucha contra el sinhogarismo

Imagen de archivo de la puerta de acceso al albergue municipal, ubicado en la calle San Francisco. - Foto: Luis López Araico

El pasado martes, 19 de diciembre, durmieron en el albergue municipal que gestiona Cáritas 35 personas. De todas ellas, cinco estaban de paso, es decir, que su objetivo era estar en Burgos apenas dos o tres días. El resto se encontraban incluidas en los diferentes procesos que las entidades del tercer sector que trabajan con este colectivo ofrecen a quienes quieren darle un giro a su vida, encontrar un empleo, arreglar sus papeles, abordar una enfermedad mental o superar una adicción. La disponibilidad que tiene este recurso -ubicado en la calle San Francisco- es de 40 camas, 2 de las cuales se reservan para el Servicio de Urgencias Sociales (SUS) por si surge alguna necesidad imperiosa a deshoras, por lo que no estaba a tope como ha ocurrido en algunos momentos de este año y del pasado, que llegó a colgarse el cartel de no hay plazas. 

Estos datos ofrecen la fotografía de un momento muy puntual, como señala David Polo, responsable del Programa de Atención a Personas en Situación de Sin Hogar y de Vivienda de Cáritas, que asegura que trabajan al día en función de las necesidades que plantean las personas que llegan a la ciudad o que se quedan sin un sitio donde vivir. Este experto explica que el perfil de la persona sin hogar ha cambiado en los últimos años. «Ya no nos encontramos lo que predominaba antes, los denominados transeúntes o personas indomiciliadas, gente que iba de un sitio a otro a trabajar en tareas agrícolas o ganaderas y que demandaban estancias cortas. Hay muchísimas menos porque, por un lado, esas funciones se han tecnologizado y, por otro, los sindicatos se ocupan de que si trabajan de temporeros lo hagan de la mejor forma posible, con un sitio en el que vivir dignamente. Ahora son, sobre todo, peticionarios de asilo que vienen de países en guerra o donde sus derechos están siendo conculcados y personas de Burgos que requieren de una respuesta del sistema y que están a la espera de la misma».

Se refiere este trabajador social al hecho de que dan acogida a personas de una determinada edad que por sus circunstancias deberían estar en una residencia de ancianos o de personas con discapacidad pero que el proceso de ingreso se está demorando en el tiempo. «Contamos con una lista de espera pero es bastante asumible y que sobre todo está formada por gente que viene de otros países y que piden tener la consideración de refugiados y que mientras nos queda libre alguna plaza se aloja con familia o conocidos. A diario estamos jugando con las plazas con las que contamos para intentar cubrir todas las necesidades que llegan».

En este sentido, Polo destaca la buena conexión que hay con los servicios sociales municipales y con la Comisión Sociosanitaria, un grupo de trabajo creado dentro del II Plan Sociosanitario de Castilla y León de 2003 para dar respuesta a casos complejos de personas que necesitan al mismo tiempo cuidados sanitarios y sociales. Lo conforman profesionales del Ayuntamiento, la Diputación, Cáritas, la Casa de Acogida de San Vicente Paúl, la Gerencia de Servicios Sociales de la Junta, el Centro de Integración Social (CEIS), la Gerencia de Atención Primaria de Sacyl, HUBU, Instituciones Penitenciarias y la Unidad de Diversidad de la Policía Local.

Precisamente con esta unidad va a empezar Cáritas a trabajar a partir de los próximos meses para abordar el repunte de personas sin hogar en el entorno de la plaza de Vega, una situación que ha creado algún problema en la zona con viandantes y comerciantes repitiendo un esquema que ya se vivió hace unos años y que ahora ha vuelto sin que, indica David Polo, se sepan exactamente las razones.

 Lo que sí se conoce ya son las personas que duermen en la calle en la ciudad. A finales del pasado mes de octubre el Ayuntamiento y Cáritas hicieron un recuento en la ciudad -como en muchas otras de España- dentro del marco de la Estrategia Nacional para Personas sin Hogar que promueve el Ministerio de Inclusión. Se hallaron un total de 11, que es una cifra cercana a la que barajaba la entidad social de la iglesia católica (sin incluir q    uienes habitan infraviviendas o casas okupadas), que se ha movido en los últimos tiempos entre 6 y 10. El objetivo de este trabajo es dar respuestas desde «un planteamiento global y coordinado de todas las administraciones públicas, a través de un marco de acción conjunta que permita impulsar políticas que mejoren la situación de las personas sin hogar, una de las expresiones más graves de la exclusión y vulnerabilidad social de nuestra sociedad», según se explica desde Inclusión.

No es la primera vez que Cáritas cuantifica el sinhogarismo de la ciudad. En otros momentos lo ha hecho a la vez que dibujaba un mapa de las zonas elegidas para pernoctar por este colectivo y para ello utilizaba la herramienta de su programa Café y calor formado por voluntariado que sale de noche a ofrecer un tentempié a quienes duermen al raso o en un cajero automático. En esos casos, se les ofrece también poder acudir a la unidad de mínima exigencia (UME) creada en 2012 después del fallecimiento de varios sintecho tras pasar una noche a la intemperie. Este recurso cuenta con ocho plazas.