La Coordinadora por la Recuperación de la Memoria Histórica ha conseguido 15 años después reunir a un nieto con su abuelo. Francisco Báscones Gómez fue fusilado el 2 de septiembre de 1936 y exhumado de la fosa común a la que fue arrojado en 2006. Desde 2007 sus restos reposaban en el cementerio de Villadiego y el martes serán entregados en un sencillo acto a su familiar, que hasta hace unos meses no había conocido su cruel destino final.

Pacón, como le conocían en la comarca, tenía 50 años y dejó viuda y dos hijas. Fue enterrado junto a otros 7 vecinos de Villadiego y Villanueva de Odra en una tierra de esta última localidad denominada como el pago de Fuentarrero. Todas las víctimas pudieron ser perfectamente identificadas, porque llegaron al lugar en una camioneta desde Burgos y fueron asesinados nada más bajar. Hasta tal punto se conocían los detalles, explica Soledad Benito, presidenta de la Coordinadora, que uno de ellos estaba escayolado y durante las labores de exhumación de la fosa se encontraron restos de la férula. 

En el cementerio de Villadiego figuran sus nombres completos y edades. Las familias de los dos matrimonios hallados en la fosa de Fuentarrero -formados por Restituto Rodrigo y Natividad Fernández, y Gaudencio Ortega y Jesusa Hernando- ya se hicieron cargo de los restos, pero aún quedan otras tres personas por las que nadie ha preguntado. A Soledad Benito no le extraña. «Estas cosas no se hablan en muchas familias», apunta. Pero la Coordinadora no pierde la esperanza de que Cipriano Fontaneda Martínez, de 26 años. José Hidalgo Caballero, de 24, y Gregorio Urbaneja Miguel, de 32, puedan algún día reencontrarse con los suyos y ser llorados y homenajeados como «semilla de libertad», según reza en la placa que cubre sus restos en Villadiego.