La Bureba sufre un repunte de personas en soledad no deseada

S.F.L. / Briviesca
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Los 72 voluntarios de Cruz Roja de Briviesca atienden, orientan y acompañan a más jóvenes y ancianos desde la pandemia. Trabajan con 43 programas en la ciudad y el resto de la comarca

Honorio Rodríguez y María Piedad Barró participan en todas las actividades propuestas por la institución. - Foto: S.F.L.

La soledad no deseada se erige como uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la sociedad actual y en España afecta a un 13,4% de la población, según los datos que aporta a este medio Cruz Roja. Esta se define como un sentimiento doloroso que surge de la discrepancia entre las relaciones sociales que una persona tiene y las que le gustaría tener. En apenas dos años, tanto en Briviesca como en el resto de localidades de la comarca burebana se ha incrementado el número de personas -jóvenes y ancianas-  en tal situación por falta de relaciones de confianza o por la ausencia de una red social suficientemente amplia.

Los voluntarios de la institución, actualmente colaboran 72 tanto de la ciudad como en pueblos cercanos, hacen un seguimiento continuo del estado de los usuarios, les escuchan y atienden las necesidades que puedan surgir, a distancia. En el caso que suene alguna alarma se dirigen al momento a los domicilios para ocuparse de esa persona. «Trabajamos con bastantes casos de gente que vive sola, aunque algunas no son conscientes de que no quieren estar en soledad. Detectarlos es complicado y hemos percibido una subida importante», declara una de las técnicos. 

La pandemia tuvo un impacto negativo en toda la sociedad en general, pero de forma más incisiva en la población vulnerable económica y socialmente. Con la finalidad de que esa cifra disminuya, Cruz Roja Briviesca ofrece 43 programas a los vecinos de La Bureba con los que intentan hacer desaparecer ese sentimiento de soledad que tanto abunda. Difusión de la información: integración, compromiso y participación; con la España despoblada; integración de inmigrantes, prevención de conductas violentas o la teleasistencia (móvil o domiciliaria) son algunas de las propuestas existentes en las que puede participar y hacer uso cualquier residente de la zona. 

Honorio Rodríguez y María Piedad Barró son dos de los tantos que se apoyan en los voluntarios para mejorar su calidad de vida día a día. Él, de 91 años y natural de Solduengo, reside solo en la capital burebana. Sus hijos se encuentran fuera por motivos laborales «aunque todos los días hablo con ellos y me vienen a visitar muy a menudo», recalca. Desde hace años es uno de los usuarios más activos. Reconoce que practicar deporte y participar en todos los talleres que los voluntarios organizan semanalmente le ayuda a «no sentirse solo, además de conocer cosas y lugares que jamás hubiera imaginado», expone mientras procede a realizar unos estiramientos. Dispone del terminal y un pulsador de teleasistencia domiciliaria por si en algún momento requiriera cualquier tipo de ayuda. «Solo lo he apretado por error pero reconozco que me siento más seguro con ello», añade.

La usuaria, de 73 años, vive con su hija Almudena, y ya son tres los años que lleva acudiendo a las actividades de Cruz Roja. Intervenir en los diferentes programas hace que se encuentre más relajada y ocupada, sin apenas disponer de tiempo para aburrirse. Experta en la realización de todo tipo de manualidades, su parte favorita es el momento de salir de excursión. 

Vulnerabilidad. Como ellos, son muchos -más del centenar- que acuden a las instalaciones briviescanas o que solicitan apoyo por teléfono por diferentes motivos aunque «tenemos constancia de que todavía podíamos llegar a más personas porque las hay que desconocen nuestros servicios ni la posibilidad que tienen de utilizarlos», añaden fuentes de la institución. 

Asimismo recuerdan que «las cosas se han puesto feas en los últimos tiempos y hemos detectado más casos de vulnerabilidad y mayor grado de necesidad en la zona, la mayoría provocada por la pérdida de empleo. Es complicado frenar esta tendencia pero intentamos repartir alimentos y transmitir toda la información posible con la finalidad de mejorarla», comentan. La organización desempeña una labor sustancial en el municipio comprometida con los más necesitados, que la mitad son vecinos autóctonos del municipio y la otra corresponde con extranjeros o ciudadanos procedentes de otras ciudades.