Marina Aguirre gana el Algar con un álbum sobre una separación

ALMUDENA SANZ
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La escritora burgalesa espera abrir nuevas puertas en el mundo editorial con este premio para 'Cuando nuestra casa se partió'

Marina Aguirre, profesora de Matemáticas y Tecnología, retomó hace un año la escritura y anda imparable. - Foto: Valdivielso

Marina Aguirre se emocionó tanto cuando la llamaron para comunicarle que era la ganadora del Premio Algar de Literatura Infantil en la modalidad de Cuento por su álbum Cuando nuestra casa se partió que se quedó un montón de preguntas en el tintero (si habrá entrega física de galardón, fecha de publicación...). Ya las formulará hoy, cuando baje de la nube en la que lleva subida desde el lunes. No puede estar más contenta y más ilusionada. «Más allá de la cuantía económica (2.000 euros), es un premio importante porque permite entrar en una editorial potente, con un catálogo amplio, reconocida y con mucho recorrido en el mundo del álbum. Es un gran paso adelante y espero que incluirlo en el currículum me abra nuevas puertas», expresa la escritora burgalesa, que comparte palmarés con el valenciano Ximo Cerdá, vencedor en la categoría de novela infantil con Tizas de colores

Cuando nuestra casa se partió cuenta la historia de una vivienda que, por algo que sucede al inicio, se divide en dos. El padre se queda en un lado y la madre, en otro. Sus dos hijos vivirán mil y un avatares de una parte a otra. «Se va viendo cómo lo gestionan todos los miembros de la familia porque cada vez se separan aún más», observa la autora, que de esta forma aborda lo que rodea una separación. 

Aguirre convenció al jurado con este texto, que envió acompañado por un boceto con las sugerencias sobre cómo debe ser la ilustración que lo complemente. «Tendrá que contemplar ese punto de comedia, aunque trata un tema muy serio», anota y confirma que hay pocas convocatorias que solo pidan ese planteamiento general y no urjan una maqueta con las ilustraciones.

Con el Algar estrena su palmarés de galardones de literatura infantil. Ha concurrido a contados, porque hace apenas un año que retomó su carrera creativa. 

Este concurso, que alcanza su quinta edición, supuso su regreso a la escritura. Tras la publicación de su ópera prima, Dulce como un te quiero (Beascoa, 2014), y una segunda obra, La noche antes de empezar el cole (Beascoa, 2016), se produjo un parón. Hasta hace casi un año. Entonces, las musas empezaron a revolotear espoleadas por este certamen y porque el destino puso en su camino a una editorial, Bookolia, para Mil historias en la piel, el libro que se había quedado colgado en aquella primera etapa y, finalmente, presentó el pasado otoño. 

Entre los motivos que le llevaron a abrir ese paréntesis estaba la exigencia de sus clases como profesora de Matemáticas y Tecnología en el Aurelio Gómez Escolar de la Fundación Caja de Burgos. «El colegio te implica mucho, para escribir necesito tiempo seguido, lo hago sobre todo en vacaciones, durante el curso no me concentro. Soy una docente convencida», advierte entusiasta sin dejar de confesar que le encantaría vivir de la literatura. «Pero son muy, muy pocos los que lo consiguen, superventas como Laura Gallego o Jordi Sierra i Fabra», aclara la escritora, que en esta nueva etapa se ha quitado su primer apellido, Montero, y ya como Marina Aguirre se muestra feliz de poder abrazar estas dos pasiones. 

En su nueva andadura en las letras ha cogido carrerilla. A finales de este mes saldrá con Edebé México (confía en que luego dé el salto a España) su primera novela para niños, La factura de la gravedad, sobre una familia en la que el despido del padre provoca que dejen de pagar la gravedad con las situaciones rocambolescas que desencadena, y ya planea un nuevo álbum con Bookolia para otoño. º1