Hace poco me topé con la noticia de Ixambre ('enjambre'), una cooperativa creada en la localidad aragonesa de Artieda que ha conseguido desarrollar un modelo de gestión local que lucha contra la despoblación. Me van a permitir referenciar otra comunidad autónoma, pero solo un rato. 

Ixambre nace en 2017 y busca ofrecer trabajo local y estable, potenciando un proceso democrático y una gestión transversal. De esta forma, se ocupa de asesorar a empresas y asociaciones desde el propio pueblo, ofreciendo servicios de formación profesional, gestión y consultoría con especialización en el entorno rural. Además, desde hace unos años, la asociación también se encarga de gestionar las instalaciones turísticas del pueblo, como el restaurante, el camping y el albergue. 

Lo más interesante es su funcionamiento interno: una asamblea formada por habitantes del pueblo se reúne para debatir y votar las propuestas relativas a Artieda, cobrando lo mismo y sin repartir beneficios, sino decidiendo periódicamente a qué partida destinarlos. Asimismo, trabaja a través de la propiedad colectiva, la autogestión y el municipalismo, tratando de acabar con la despoblación de las zonas más rurales de la comunidad autónoma a través del impulso de negocios locales y actividades ciudadanas. Horizontalidad y participación sin jerarquías o lucros, donde la comunidad es sujeto vivo y activo. Eso es Ixambre. 

Muchos leerán estas líneas y gritarán con antorcha en mano: ¡Colectivismo! ¡Comunismo! ¡Barbarie! Sin entrar en cuestiones políticas tan densas, lo cierto es que el proyecto parece funcionar. Además, en otras cuestiones Aragón no lo hace mal: el rico pollo al chilindrón, los festejos del Pilar y el histórico Labordeta. Quizá podríamos mirar y aprender de nuestros vecinos, adaptándolo a nuestro contexto y dejando de lado abanderamientos de campaña intangibles. No tenemos nada que envidiar y mucho que ofrecer. Manos a la obra.