Burgos también padece el 'apocalipsis' de los insectos

G. ARCE / Burgos
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Referente para entomólogos nacionales e internacionales por su riqueza, variedad y singularidad, la provincia muestra síntomas del declive que afecta a cientos de miles de especies

El entomólogo Luis Óscar Aguado muestra una imagen de la ‘Parnassius apollo’, una mariposa única en el mundo y que aún sobrevive en Burgos y Palencia. - Foto: Alberto Rodrigo

Uno de los grandes tesoros naturales de la provincia de Burgos -apenas valorado por una minoría de expertos entomólogos- es la extraordinaria variedad de insectos que la habitan, alguno de ellos, como mariposas, abejorros o escarabajos, endémicos de un territorio en el que los rigores climáticos les hace únicos y, por lo tanto, muy valiosos. Toda esa riqueza, alertan, está amenaza por una extinción silenciosa, que transcurre delante de nuestros ojos sin que nos percatemos de la catástrofe y que se está agravando como consecuencia del cambio climático. 

En el reciente Congreso Ibérico de Entomología, celebrado esta semana en la Universidad de Alicante, se ha concluido que cerca de 300.000 especies de insectos en todo el mundo podrían estar afectadas por algún grado de amenaza de extinción, cifra que el entomólogo Luis Óscar Aguado, gran conocedor de los que habitan la provincia, confirma. «Casi sin darnos cuenta, en los últimos 50 años ha habido una pérdida constante y acelerada de poblaciones».

Muchos pensarán que por unas pegajosas moscas o por unos irritantes mosquitos menos no pasa nada, pero la perspectiva cambia cuando se constata que entre el 85% y el 90% de los cultivos de los que nos alimentamos -desde un tomate a una manzana y un larguísimo etcétera más- son polinizados por los insectos.

«Llevamos décadas aplicando cantidades muy importantes de insecticidas, herbicidas y fungicidas, mezclas muy nocivas y persistentes en los suelos». Fruto de todo ello es la desaparición de los insectos polinizadores. El más famoso es la abeja de la miel, pero no es el único amenazado, son más de 5.000 especies distintas, entre ellas, 1.200 de abejas solitarias y sociales, 450-500 especies de mariposas y en torno a 700 especies de escarabajos. El resto son las 'odiosas' moscas florícolas. «Nos da reparo hablar de ellas, pero en zonas altas de clima fresco y húmedo como Burgos son muy eficientes porque no necesitan tanta temperatura como las abejas para polinizar», explica Aguado, colaborador, entre otras muchas organizaciones e instituciones, de la Fundación Oxígeno.

«Si se reducen los polinizadores también lo hacen las cosechas. Por ello recurrimos a la manipulación genética de las semillas buscando variedades de plantas que se puedan autopolinizar en detrimento de las semillas naturales», explica este experto, que trabaja en un proyecto europeo para el Ministerio de Transición Ecológica centrado en el conocimiento de los polinizadores.

Los insectos son el alimento de las aves y de los peces. «Nos gusten o no, como el escarabajo pelotero, son tan imprescindibles en la cadena alimentaria como las plantas». 
Ante su evidente declive, el entomólogo aboga por proteger los suelos reduciendo a mínimos las concentraciones de fitosanitarios, mejorando la gestión de un agua cada vez más escasa y apostando por la reintroducción de las plantas naturales en las que prosperan. 

«La crisis de los insectos no es irreversible, basta con dejar de utilizar fitosanitarios y con recuperar la vegetación natural para que los campos se comiencen a llegar mariposas y abejas». 

Censos. Uno de los problemas del llamado 'Apocalipsis de los insectos' es que no se siente ni padece por parte de la opinión pública como otras crisis naturales. ¿Cuántos insectos hay de menos? ¿Cómo se puede saber?», se preguntan. La comunidad científica recurre a las colecciones históricas, censos en el tiempo de hace 50, 35, 20, 15 y 10 años. 

En Castilla y León, un referente es la colección de Enrique Asensio, del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl), que censó hace 35 años las abejas de toda la Comunidad, incluidas las que habitaban en la provincia de Burgos. Actualmente, se investigan los mismos lugares y los mismos periodos que se analizaron hace casi cuatro décadas. 

En Burgos, explica Luis Óscar Aguado, se ha constatado que hay especies endémicas muy amenazadas. Destaca la situación crítica de la mariposa Parnassius apollo, habitante de las zonas de montaña y que ya ha desaparecido de muchos países. «Burgos y Palencia reúnen la mayor población del mundo de esta especie».

El bombus lapidarius, una de las muchas especies de abejorros que existen, sigue merodeando por los jardines de la capital, un privilegio del que ya no presumen otros enclaves. «Esto nos indica que en Burgos hay un buen nivel de vegetación y que no se abusa de los fitosanitarios, tóxicos que aparecen en el néctar y que terminan matando a estos insectos polinizadores».

Cambio climático. Los pequeños insectos 'locales' no son ajenos al cambio climático global. «Hemos visto que los ciclos vitales de mariposas o de escarabajos -como el ciervo volante, que era abundante en Burgos- se han adelantado entre 20 y 35 días, lo que les ha obligado a adaptarse subiendo a más altura o buscando los bosques de ribera».

El pasado año y el actual se han producido floraciones con un adelanto de hasta un mes sobre el calendario natural. «Las abejas y las mariposas no han tenido alimento   en su momento y han perecido...».
El calentamiento global, explica Aguado, ha multiplicado las especies invasoras. Preocupa la avispa velutina (que destruye los panales) o el mosquito tigre (propagador de la fiebre amarilla, la malaria, el virus del Dengue y del Zikal), pero en nuestros geranios ya prospera la mariposa del geranio, una especie africana que ya está aquí, y estamos rodeados escarabajos que han desembarcado atraídos por el calor. «Estas especies no se van a ir. Se han adaptado y tenemos que acostumbrarnos a convivir con ellas».

Un paraíso entre nosotros. Luis Óscar Aguado lleva toda la vida investigando los insectos en Castilla y León, donde Burgos «es una provincia maravillosa». Su referente desde la infancia ha sido el Monasterio de Bujedo y su entorno, así como el Sobrón.

«Los Montes Obarenes son espectaculares por su variedad de mariposas. También se observan en Las Merindades, donde también abundan los escarabajos y las abejas».

Es una provincia, añade, con muchos endemismos, especialmente en especies de escarabajos que son únicas en el mundo. 

«El Páramo de Masa aparece citado en libros de entomología de los años 60, porque allí acudían habitualmente los expertos alemanes, ingleses, franceses y también españoles para buscar y estudiar mariposas».